domingo, 10 agosto 2025

La receta de la abuela para un gazpacho que sorprende: ¡no lleva tomate!

El mejor gazpacho que vas a probar este verano probablemente no se parezca en nada a los que has tomado hasta ahora, y te aseguro que no volverás a mirar la carta de platos de temporada de la misma manera. Imagina por un momento que la receta sagrada, ese pilar de nuestra gastronomía que asociamos al rojo intenso del tomate, pudiera tener un alma diferente, más dulce, exótica y endiabladamente refrescante. Pues existe. Hay una versión que circula en los recetarios de algunas familias como un secreto bien guardado y que prescinde del ingrediente rey, esta receta familiar se basa en el dulzor de la sandía para crear una experiencia completamente nueva que redefine lo que entendemos por una sopa fría de verano.

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La idea puede sonar a sacrilegio para los más puristas, casi una provocación. ¿Un gazpacho sin su base de tomate? Es como una paella sin arroz o una tortilla sin huevo. Pero antes de llevarte las manos a la cabeza, piensa en la lógica aplastante que hay detrás: el frescor en su máxima expresión. Esta vuelta de tuerca no es un capricho moderno de un chef con ínfulas, sino una solución genial de la sabiduría popular para los días de calor más asfixiante, la clave reside en un equilibrio de sabores que desafía la receta tradicional andaluza pero respeta su espíritu refrescante. Es una crema vibrante que te reconcilia con el termómetro y te abre un mundo de posibilidades.

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CÓMO CONSEGUIR LA TEXTURA PERFECTA SIN MORIR EN EL INTENTO

Fuente Freepik

Uno de los grandes desafíos de esta receta es la textura. La sandía es más de un 90 % agua, lo que podría dar como resultado un caldo insípido si no se maneja con astucia. Olvídate de añadir agua, como se hace a veces en la receta tradicional. Aquí el líquido ya viene de serie. El truco para darle cuerpo y evitar que parezca un simple zumo es jugar con el resto de hortalizas, que actuarán como espesantes naturales y aportarán estructura, el truco para espesar este gazpacho de manera natural es añadir una cantidad justa de pimiento y pepino bien fríos, que aportarán fibra y consistencia a la elaboración casera.

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El segundo paso crítico es el emulsionado. Como en cualquier buen gazpacho, el aceite de oliva virgen extra es el pegamento que une todos los sabores y da esa cremosidad tan deseada. Necesitarás una batidora potente para triturar todos los ingredientes hasta obtener una mezcla fina y sin grumos. Después, con la batidora a velocidad media-baja, hay que ir añadiendo el aceite en un hilo fino y constante. Verás cómo la mezcla cambia de color y se vuelve más sedosa y brillante, la emulsión del aceite de oliva virgen extra es el paso crítico para lograr una textura aterciopelada y homogénea, convirtiendo un simple triturado de fruta en un elegantísimo plato de cuchara frío.

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