jueves, 7 agosto 2025

La multa por llevar el móvil en el soporte si lo tocas aunque esté en manos libres

La temida multa por interactuar con el teléfono móvil mientras se conduce ha evolucionado, generando una notable confusión entre los conductores españoles que creían estar actuando dentro de la legalidad. La creencia generalizada es que si el dispositivo descansa sobre un soporte homologado en el salpicadero o el parabrisas, su manipulación para acciones breves como cambiar de canción o rectificar una ruta en el navegador está permitida. Sin embargo, la Dirección General de Tráfico ha sido tajante al respecto, pues la normativa actual sanciona cualquier tipo de interacción física con el terminal, independientemente de que se encuentre sujeto. Esta clarificación convierte en una práctica de alto riesgo, una acción que miles de conductores realizan a diario sin ser conscientes del peligro legal y físico que entraña, y redefine por completo el concepto de «manos libres» aceptado hasta ahora.

Publicidad

El endurecimiento de la Ley de Tráfico no es un capricho recaudatorio, sino la respuesta directa a una realidad alarmante que las estadísticas de siniestralidad vial llevan años reflejando. Las distracciones se han convertido en la principal causa de accidentes mortales en nuestras carreteras, superando incluso al consumo de alcohol y al exceso de velocidad. En este contexto, la manipulación de un dispositivo electrónico, por fugaz que sea, constituye un desvío de la atención con consecuencias potencialmente fatales. Por ello, la normativa ha evolucionado para atajar una de las principales causas de accidentalidad en la actualidad, buscando que el conductor mantenga el cien por cien de sus capacidades cognitivas y físicas centradas en la única tarea que importa: la conducción segura y responsable en todo momento.

EL SOPORTE NO ES UN SALVOCONDUCTO: LA CONFUSIÓN QUE TE COSTARÁ CARO

YouTube video

Muchos conductores han invertido en soportes para el móvil bajo la premisa de que su uso les eximía de cualquier sanción, asumiendo que el problema radicaba exclusivamente en sostener el aparato con la mano. Esta interpretación, aunque lógica, ha quedado completamente desfasada. La legislación vigente no penaliza el hecho de sujetar el teléfono, sino la acción de manipularlo mientras se conduce. La función del soporte es, por tanto, permitir que el móvil funcione como un sistema de navegación a la vista, similar a un GPS integrado, pero sin que ello autorice la interacción táctil. Esta multa busca erradicar la falsa sensación de seguridad que estos accesorios han generado, pues el dispositivo debe convertirse en una simple extensión pasiva de la pantalla del vehículo, no en un centro de entretenimiento interactivo al alcance de la mano del piloto.

La clave de la normativa reside en un matiz fundamental que a menudo se pasa por alto: la distracción es el enemigo a batir, no el objeto en sí. Para la ley, desviar la vista de la carretera y una mano del volante para pulsar una pantalla es una acción de riesgo idéntica, con independencia de si el teléfono está en un soporte o en el asiento del copiloto. La lógica detrás de esta regulación es implacable, ya que la ley no distingue entre sujetar el móvil con la mano y pulsar su pantalla con un dedo durante la marcha, pues ambas acciones implican una peligrosa desconexión manual, visual y cognitiva de la conducción. Entender esta distinción es vital para evitar una sanción económica y, lo que es más importante, para prevenir un posible accidente.

MÁS ALLÁ DE LA SANCIÓN: LA CIENCIA DE LA DISTRACCIÓN AL VOLANTE

MÁS ALLÁ DE LA SANCIÓN: LA CIENCIA DE LA DISTRACCIÓN AL VOLANTE
Fuente: Freepik

El propósito de esta multa va más allá de la mera penalización; busca educar sobre los fundamentos neurocientíficos de la atención. Cuando un conductor manipula una pantalla, activa tres tipos de distracción simultáneamente: la visual, al apartar los ojos de la carretera; la manual, al soltar el volante o la palanca de cambios; y la cognitiva, la más peligrosa de todas, al desviar los recursos mentales de la tarea de conducir para procesar la información del dispositivo. Incluso una interacción de apenas dos segundos es suficiente para crear un lapso de ceguera funcional de decenas de metros. Por este motivo, el cerebro humano no está diseñado para realizar dos tareas complejas simultáneamente con la misma eficacia, y la conducción es, sin duda, una de las más exigentes.

Los datos sobre siniestralidad vial son tozudos y corroboran la necesidad de estas medidas. Un conductor que aparta la vista de la carretera durante solo tres segundos a una velocidad de 120 kilómetros por hora recorre una distancia superior a la de un campo de fútbol completamente a ciegas. Es un periodo de tiempo en el que un vehículo puede frenar bruscamente, un peatón puede cruzar o un obstáculo puede aparecer en la calzada. La severidad de la sanción económica y la pérdida de puntos del carné son un reflejo directo de la gravedad con la que las autoridades consideran este comportamiento, un lapso de tiempo en el que pueden ocurrir infinidad de imprevistos fatales, haciendo que la prevención sea la única herramienta verdaderamente eficaz.

EL CÓDIGO DE LA CARRETERA: QUÉ SIGNIFICA REALMENTE ‘MANIPULAR’ EL MÓVIL

YouTube video

Para evitar la multa y, sobre todo, el riesgo, es crucial comprender qué entiende la ley por «manipulación». Se refiere a cualquier contacto físico con el dispositivo: teclear una dirección en el navegador, buscar un contacto en la agenda, cambiar de lista de reproducción en una aplicación de música o simplemente silenciar una notificación. Las únicas interacciones permitidas son aquellas que no requieren contacto físico con el terminal. Esto se limita al uso de comandos de voz, como los que integran los asistentes virtuales, y a la utilización de los botones multifunción incorporados en el volante del propio vehículo. Por tanto, la clave reside en la interacción indirecta y programada antes de iniciar la marcha, dejando cualquier ajuste para cuando el coche esté debidamente estacionado.

Publicidad

Existen, por supuesto, situaciones que se mueven en una zona gris, pero que la ley resuelve con claridad. Por ejemplo, es perfectamente legal que un copiloto o cualquier otro pasajero manipule el teléfono del conductor, ya que no tiene el control del vehículo. El conductor puede beneficiarse de las indicaciones del GPS o de la música que elija su acompañante sin cometer ninguna infracción. Lo que no puede hacer bajo ningún concepto es tomar el teléfono o tocarlo él mismo para realizar esas mismas acciones. En última instancia, la responsabilidad recae exclusivamente sobre quien tiene el control del vehículo, y los agentes de la autoridad aplicarán la sanción sobre esta figura sin excepción alguna.

APPLE CARPLAY Y ANDROID AUTO: ¿ALIADOS O NUEVAS TRAMPAS DIGITALES?

APPLE CARPLAY Y ANDROID AUTO: ¿ALIADOS O NUEVAS TRAMPAS DIGITALES?
Fuente: Freepik

Los sistemas de infoentretenimiento como Apple CarPlay y Android Auto fueron diseñados precisamente para combatir esta problemática, ofreciendo una interfaz simplificada y adaptada a la conducción. Su uso es no solo legal, sino recomendable, ya que integran las funciones esenciales del móvil en la pantalla del coche, priorizando el control por voz y mediante los mandos del volante. El uso correcto de estas plataformas es la mejor defensa contra una multa, pues permiten gestionar la navegación, las llamadas o la música sin necesidad de tocar el teléfono. De hecho, su diseño está pensado para que la manipulación sea mínima o nula durante la conducción, canalizando la interacción a través de métodos mucho más seguros y que cumplen con la normativa vigente.

Sin embargo, estos sistemas también esconden una trampa potencial. Aunque la interacción se realice en la pantalla del vehículo y no directamente en el móvil, una manipulación excesiva de la misma también es sancionable si un agente considera que provoca una distracción. Navegar por menús complejos, buscar aplicaciones no optimizadas para la conducción o escribir en un teclado virtual en la pantalla del coche sigue siendo una acción que aparta la atención de la carretera. La tecnología es una aliada, pero no una excusa, porque la distracción cognitiva sigue presente si el conductor se enfrasca en navegar por sistemas complejos, lo que nos devuelve al principio del problema: el foco debe estar siempre en el asfalto. Por ello, la multa podría aplicarse igualmente.

LA DGT NO PERDONA: EL IMPACTO REAL DE ESTA MULTA EN TU CARNÉ Y BOLSILLO

LA DGT NO PERDONA: EL IMPACTO REAL DE ESTA MULTA EN TU CARNÉ Y BOLSILLO
Fuente: Freepik

El endurecimiento de la ley no solo ha afectado a la definición de la infracción, sino también a sus consecuencias. La sanción por manipular el teléfono móvil al volante se ha elevado considerablemente, convirtiéndose en una de las que más puntos detrae del permiso de conducir. El importe económico de la multa es solo una parte del castigo, diseñado para tener un efecto disuasorio inmediato, pero es la pérdida de puntos lo que genera un impacto más duradero y preocupante para los conductores. Perder una parte significativa de los puntos por una acción que muchos consideraban inofensiva es un golpe duro, ya que la detracción de puntos es lo que realmente preocupa a los conductores habituales y profesionales, acercándolos peligrosamente al riesgo de perder el permiso.

Esta multa se ha endurecido de tal forma que ahora se equipara en gravedad a otras infracciones históricamente consideradas muy peligrosas, como conducir sin el cinturón de seguridad o superar ciertos límites de velocidad. El endurecimiento de esta multa es una declaración de intenciones por parte de la DGT, que busca enviar un mensaje inequívoco a la sociedad: usar el móvil al volante mata. Al colocar esta acción en el mismo escalón que otras conductas de riesgo consolidadas, se pretende generar una conciencia colectiva sobre un peligro relativamente nuevo pero devastador. Por tanto, el riesgo de recibir esta multa no debe ser subestimado, la DGT sitúa la manipulación del móvil al mismo nivel que otras infracciones graves históricas, reflejando así la magnitud real del peligro que representa para todos los usuarios de la vía.

Publicidad
Publicidad