El yoga es una disciplina física que de la que se escucha hablar mucho en la actualidad, en especial por sus beneficios y múltiples formas de practicarlo, pero ahora, más que solo un ejercicio, se ha convertido en un refugio emocional para miles de personas que necesitan volver al centro cuando la vida se vuelve demasiado ruidosa. En medio del caos del diario vivir, donde las responsabilidades, los pendientes y las preocupaciones se acumulan como una ola imparable, hay una postura en particular que funciona como un ancla: Balasana, o la postura del niño.
Aunque el yoga tiene múltiples beneficios físicos, es en su dimensión emocional y mental donde a veces se encuentra la verdadera magia. Y cuando sientes que el mundo te sobrepasa, que no puedes más con la presión o el agotamiento mental, esta práctica ofrece más que estiramientos, ofrece consuelo. Adoptar una postura como Balasana no solo permite soltar tensiones acumuladas en el cuerpo, sino también liberar peso emocional.
3Cómo integrar esta posición de yoga a tu rutina diaria

Cuando se practica el yoga con intención, se hace posible convertirlo en una herramienta de autoconocimiento, y la postura del niño es una excelente manera de comenzar o terminar el día, así que puedes incorporarla perfectamente en tu día a día. Puede formar parte de una rutina más amplia o ser un acto en solitario, una pausa elegida para cuidar la salud mental y emocional. Practicarla al despertar ayuda a entrar en el día con serenidad; hacerla antes de dormir ayuda a soltar lo acumulado durante la jornada.
Incluso en los días más ocupados, el yoga recuerda la importancia de hacer espacio para uno mismo, en donde adoptar una postura como estas no es solo una cuestión de flexibilidad, sino de cuidado personal. Escuchar al cuerpo, bajar el ritmo y regalarse unos minutos de descanso consciente puede cambiar la perspectiva, y ayudar a que tu visión mejore cuando sientas que el mundo te sobrepasa.