La piel es el órgano más extenso del cuerpo y, aunque solemos darle por sentado, cada día está expuesta a factores que pueden dañarla. Entre ellos, nuestra rutina de higiene ocupa un lugar bastante destacado aunque no lo sepamos. Ducharse a diario es un hábito común para millones de personas, pero ¿es realmente la mejor opción para la piel y la salud? El debate ha cobrado fuerza en los últimos años, especialmente con la opinión de dermatólogos que no siempre están de acuerdo.
Históricamente, ducharse todos los días no era algo tan normal. Nuestros abuelos, e incluso algunos padres, crecieron con una higiene menos intensiva, no por descuido, sino por limitaciones prácticas. Hoy, con agua caliente disponible al instante, es fácil pensar que más limpieza significa mejor cuidado. Sin embargo, la piel tiene su propio equilibrio y no siempre agradece el exceso de agua, jabón y fricción.
2Lo que revelan los estudios sobre la ducha diaria y la piel

Aunque la investigación es limitada, algunos trabajos recientes han arrojado datos interesantes. Un estudio de 2020 sobre personas con eccema no encontró diferencias relevantes en la gravedad de los síntomas entre quienes se duchaban más o menos veces por semana. Otro, de 2021, midió cómo recuperaba la piel su nivel de hidratación tras una ducha, y solo bastaron diez minutos para volver al estado inicial, aunque los ensayos se realizaron con agua templada y sin jabón, condiciones que no siempre reflejan la realidad diaria.
Incluso pruebas más recientes, como las realizadas por el grupo Rapid Eczema Trials, han mostrado que la frecuencia de ducha no altera significativamente los síntomas de la piel en personas con eccema. Esto sugiere que, más que la cantidad de duchas, lo que importa es la forma en que cuidamos nuestra piel antes, durante y después del baño.