El tartar fresco se ha convertido en uno de los platos favoritos para quienes buscan una comida ligera, llena de sabor y con un toque sofisticado. Su combinación de ingredientes frescos, texturas suaves y aliños bien equilibrados lo hacen perfecto para una comida especial o incluso como entrada en una cena con amigos. Además, es una receta que no necesita cocción, lo que permite conservar intactos los nutrientes y disfrutar de un sabor auténtico y natural.
En restaurantes de todo el mundo, el tartar fresco ha ganado protagonismo en las cartas gourmet. Sin embargo, elaborarlo en casa es más sencillo de lo que muchos imaginan. Con ingredientes de calidad, un cuchillo afilado y un buen aliño, cualquiera puede preparar este plato y sorprender a sus comensales. Lo mejor es que se adapta fácilmente a diferentes gustos, pudiendo elegir entre opciones de pescado, carne o incluso versiones vegetarianas.
1Ingredientes para un tartar fresco perfecto

Para elaborar un tartar fresco de calidad, es clave que sepas hacer una correcta selección de los ingredientes. El protagonista en este caso suele ser un pescado como atún o salmón, siempre fresco y de confianza, cortado en cubos pequeños para mantener su textura. También es importante que cuentes con aguacate maduro, cebolla morada finamente picada y un toque de pepino, para tener como resultado es una mezcla de frescura y color que ya abre el apetito a la vista.
No puedes dejar atrás el aliño, pues este es el alma del tartar fresco. Para ello necesitarás una combinación de aceite de oliva virgen extra, salsa de soja, zumo de lima y un toque de jengibre fresco rallado que realza cada bocado. La clave está en no excederse para que los sabores se complementen y no se opaquen entre sí. Algunos chefs añaden semillas de sésamo tostadas o unas gotas de aceite de sésamo para un toque aromático más intenso, que es algo que también puedes optar por hacer.