El final de La Casa de Papel que vimos en pantalla, con la banda escapando con el oro y una sensación de victoria agridulce, es ya parte de la historia de la televisión. Pero, ¿y si te dijera que ese no era el único destino posible para nuestros atracadores del mono rojo? Seamos sinceros, la versión que nos contaron es la que queríamos ver, pero los creadores barajaron finales alternativos mucho más oscuros y trágicos que habrían cambiado por completo el significado de la serie. Un giro de guion que existió en la cabeza de sus guionistas y que te dejará helado.
Imagina por un momento un universo donde el plan maestro falla estrepitosamente. Un mundo en el que los héroes no son tan héroes y el precio de la rebelión es la aniquilación total. Ese escenario estuvo sobre la mesa, y conocerlo añade una nueva capa de lectura a la ficción de Álex Pina. La historia que nos enamoró y se convirtió en un fenómeno global pudo haber sido una sombría tragedia griega sobre la imposibilidad de vencer al sistema, un relato que nos habría dejado con un sabor de boca muy diferente. ¿Te atreves a asomarte a esos abismos que nunca se emitieron?
3LA TRAICIÓN: EL GIRO QUE LO CAMBIABA TODO

«Somos una familia». Esta frase fue uno de los pilares emocionales de la serie. La lealtad, a menudo puesta a prueba, era el pegamento que unía a este grupo de inadaptados. Pero uno de los giros más jugosos que se quedaron en el tintero fue el de la traición interna. Se planteó seriamente la posibilidad de que uno de los miembros principales de la banda vendiera a sus compañeros en el último momento, ya fuera por dinero, por miedo o por una agenda oculta. Este movimiento habría dinamitado por completo los cimientos de la ficción de Netflix.
¿Te imaginas a Denver, a Río o incluso a Lisboa traicionando a El Profesor? El impacto dramático habría sido monumental. El enemigo ya no estaría solo fuera, en la carpa de la policía, sino también dentro del banco, compartiendo litera y conversaciones. Este giro habría transformado La Casa de Papel en un drama de desconfianza, más cercano a una película de espías que a una epopeya de acción. Al final, se decidió preservar la unidad del grupo, entendiendo que la fuerza de la historia residía en su improbable cohesión frente a la adversidad.