jueves, 14 agosto 2025

Endocrino lo tiene claro: «Si te levantas siempre cansado, vigila este alimento que tomas en el desayuno»

Puede que no lo sepas, pero el peor enemigo de tu energía matutina podría ser un alimento que consideras inofensivo, incluso saludable. Cada mañana repites el mismo ritual: te levantas con el tiempo justo, buscas algo rápido y te lanzas a la jornada. Sin embargo, a media mañana, una niebla mental se apodera de ti y el cansancio te golpea como si no hubieras dormido. Culpas al estrés, al mal descanso o a la falta de café, pero la causa real podría estar en tu plato. De hecho, ciertos desayunos provocan un pico de glucosa seguido de una caída brusca que te deja sin fuerzas a media mañana. Y el principal sospechoso es esa primera comida del día que eliges por costumbre.

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Esa sensación de agotamiento a las once, ese deseo irrefrenable de picar algo dulce o tomar otro café no es una casualidad, es una consecuencia directa. Tu cuerpo te está enviando una señal de socorro que insistes en ignorar. La respuesta está en la calidad de ese primer bocado del día, porque el cuerpo reacciona al azúcar refinado y a los carbohidratos simples liberando una gran cantidad de insulina, lo que genera un ciclo vicioso de cansancio y antojos. Pero, ¿y si te dijera que romper ese ciclo es mucho más fácil de lo que imaginas? Sigue leyendo, porque vas a descubrir qué ingrediente está saboteando tus mañanas y cómo reemplazarlo para tener energía estable durante todo el día.

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LA MONTAÑA RUSA DE AZÚCAR QUE TE DEJA SIN GASOLINA

Fuente Freepik

Para entender lo que ocurre en tu organismo, imagina que tu energía es como el fuego de una hoguera. Un desayuno basado en proteínas y grasas saludables es como un tronco de leña macizo: arde lentamente, de forma constante, proporcionando calor y luz durante horas. Sin embargo, ese alimento cargado de azúcar que tomas por la mañana es como echar un puñado de papel y gasolina a las brasas. Sientes una explosión de energía inmediata, un «subidón» que te hace pensar que has elegido el combustible perfecto. La realidad es muy distinta, ya que los carbohidratos simples se convierten en glucosa casi instantáneamente, provocando una subida de azúcar en sangre muy rápida y elevada.

Este pico de glucosa obliga a tu páncreas a trabajar a marchas forzadas, liberando una cantidad enorme de insulina para retirar todo ese azúcar de la sangre y almacenarlo. Y aquí viene el problema: el cuerpo, en su afán por controlar la situación, a menudo se pasa de frenada. La insulina retira tanta glucosa que, poco después de ese subidón, tus niveles de azúcar en sangre se desploman por debajo de lo normal. Es lo que se conoce como hipoglucemia reactiva. En ese momento, esta caída brusca de azúcar es la que provoca la sensación de fatiga extrema, la irritabilidad, la niebla mental y los antojos de más azúcar. Has entrado en una montaña rusa bioquímica de la que es difícil bajarse.

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