jueves, 14 agosto 2025

ITV confirma el motivo real por el que las baterías de los coches eléctricos se rompen en otoño (y cómo evitarlo gratis)

Comprar un coche eléctrico es, para muchos, la culminación de un sueño y una declaración de intenciones. Te despides de las gasolineras, del ruido del motor de combustión y abrazas un futuro más limpio y silencioso. Durante la primavera y el verano, todo es idílico: la autonomía que marca el panel parece infinita y cada trayecto es una confirmación de haber tomado la decisión correcta. Pero entonces llega el otoño, el primer frío de verdad, y algo cambia. De repente, esa cifra de kilómetros que te daba tanta seguridad se desploma sin previo aviso. ¿Qué está pasando? No es un fallo, y no estás solo, ya que el frío intenso afecta directamente a la química de las baterías de iones de litio, reduciendo temporalmente su capacidad y eficiencia. Es una reacción física, predecible y, lo más importante, reversible y manejable si sabes cómo.

Publicidad

La primera vez que sucede, el pánico es inevitable. Piensas que la batería está defectuosa o que tu flamante coche eléctrico te ha salido «rana». Ves cómo el porcentaje de carga baja a un ritmo preocupante y empiezas a hacer cálculos mentales, temiendo quedarte tirado. Pero, ¿y si te dijera que la culpa no es del todo de la batería, sino de cómo interactuamos con esta nueva tecnología cuando las condiciones cambian? La clave no está en una avería oculta, puesto que la gestión térmica del vehículo desvía una parte importante de la energía a calentar la propia batería para protegerla, lo que reduce la autonomía disponible para la conducción. Entender este mecanismo es el primer paso para dominar la movilidad eléctrica y dejar de sufrir cada vez que el termómetro se acerca a los cero grados. Sigue leyendo, porque la solución es más sencilla y barata de lo que imaginas.

3
NO ES EL COCHE, ERES TÚ (O CÓMO CONDUCES CON 5 GRADOS)

Fuente Freepik

Una vez que hemos entendido la importancia de empezar el día con la batería «calentita», el siguiente factor que más influye en la autonomía eres tú. Tu estilo de conducción. En verano, un coche eléctrico es muy permisivo con los acelerones bruscos gracias a su enorme eficiencia. Pero en invierno, cada kilovatio cuenta, y una conducción agresiva pasa una factura mucho más alta. El frío ya está mermando la eficiencia general del sistema, por lo que los pisotones al acelerador y las frenadas de última hora se convierten en un derroche innecesario de energía. La anticipación es tu mejor aliada, porque una conducción suave, progresiva y anticipándose al tráfico puede ahorrar hasta un 20% de batería en condiciones invernales, marcando la diferencia entre llegar holgado o con ansiedad.

Publicidad

Parte de esa conducción eficiente se basa en maximizar el uso del freno regenerativo. Esa maravilla tecnológica que convierte la energía de la deceleración en carga para la batería. Sin embargo, como hemos visto, su eficacia también se reduce cuando la batería está muy fría. Por eso el preacondicionamiento es tan crucial. Una vez que la batería está en su rango de temperatura ideal, la frenada regenerativa vuelve a funcionar a pleno rendimiento. Aprender a «conducir con un solo pedal», levantando el pie del acelerador con antelación para que el coche se detenga suavemente por sí solo, es un arte que te regalará kilómetros extra. De hecho, el freno regenerativo es menos eficaz con la batería fría, por lo que no solo pierdes autonomía por la química, sino también por la incapacidad de recuperar energía en las frenadas. Dominar esta técnica es fundamental para la experiencia eléctrica en invierno.

Publicidad
Publicidad