jueves, 14 agosto 2025

Doctora Marisa Valiente, coordinadora semFYC, explica porque sucede el sonrojo: «Es una forma en la que nuestro cuerpo comunica nuestras emociones”

El sonrojo es una de esas reacciones que parecen traicionarnos en los momentos menos oportunos. Basta con que alguien nos dirija una atención inesperada, que escuchemos un cumplido fuera de lo común o que nos encontremos en una situación incómoda, para que las mejillas comiencen a teñirse de ese característico tono rosado. Aunque muchas veces lo vivimos con vergüenza, la realidad es que el sonrojo no es más que una respuesta natural de nuestro cuerpo, profundamente ligada a las emociones.

Publicidad

Lejos de ser un signo de debilidad, el sonrojo es un reflejo fisiológico que nos recuerda que la piel es también un espejo de lo que sentimos. Puede aparecer en cuestión de segundos y, aunque suele durar poco, deja una huella que a veces nos acompaña durante varios minutos. Para algunos, es un rasgo encantador; para otros, una incomodidad constante que preferirían evitar.

1
¿Por qué nos sonrojamos?

Fuente: Pexels

La explicación científica detrás del sonrojo es bastante curiosa. Se debe a la dilatación de los vasos sanguíneos de la cara, provocada por una activación del sistema nervioso simpático. Este proceso incrementa el flujo de sangre en la zona, generando ese rubor visible que todos reconocemos. Es una reacción que no podemos controlar voluntariamente, lo que explica por qué, incluso cuando queremos mantener la calma, nuestro rostro puede delatarnos.

Psicológicamente, el sonrojo está asociado a la autoconciencia y a la respuesta social. Cuando sentimos que estamos siendo observados o evaluados, nuestro cuerpo reacciona como si necesitara enviar una señal de honestidad y transparencia. De hecho, algunos estudios sugieren que el sonrojo puede ayudarnos a generar confianza en los demás, al mostrar que somos conscientes de nuestras acciones.

Atrás
Publicidad
Publicidad