Conoce el pueblo de Asturias que presume de tener las mejores ostras de todo el norte

Asturias guarda en su costa occidental uno de esos pueblos que parecen detenidos en el tiempo, donde la vida sigue girando alrededor del mar y de la ría que marca la frontera natural con Galicia. Las casas blancas trepan por la ladera y enmarcan un casco antiguo lleno de balcones y calles empedradas que cuentan historias de navegantes y comerciantes. El reflejo cambiante del agua, a veces azul intenso y otras gris plateado, acompaña la rutina de un lugar donde el rumor de las gaviotas se mezcla con el aroma de un producto que se ha convertido en seña de identidad local: las ostras.

Quien recorre este rincón de Asturias descubre una paleta de colores marcada por el verde de los prados, el blanco de la arquitectura popular y el azul del Cantábrico. La tradición marinera está presente en cada detalle, con hórreos en el paisaje rural, plazas donde se concentra la vida vecinal y una gastronomía que aprovecha lo mejor de cada temporada. Aunque son varios los pueblos que comparten este espíritu, pocos como Castropol pueden presumir de unir historia, naturaleza y sabor de una manera tan genuina.

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Encuentra la naturaleza y el mar en estado puro

Fuente: Wikipedia

Más allá de su casco histórico y su tradición gastronómica, Castropol regala un entorno natural privilegiado. La Ría del Eo está declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO y ofrece un escenario único para quienes buscan actividades al aire libre, en donde podrás hacer kayak, vela o paddle surf en aguas tranquilas rodeadas de marismas. En las estaciones de migración, el estuario se convierte en un observatorio natural para especies como garzas y cormoranes, lo que añade un atractivo más al visitante.

La costa cercana completa la experiencia, con playas como Penarronda, compartida con Tapia de Casariego, que ofrecen arena fina y aguas limpias donde darse un baño o practicar surf. Este equilibrio entre patrimonio, mar y naturaleza convierte a Castropol en un destino auténtico que representa lo mejor de Asturias. Sin artificios ni pretensiones, solo con lo que siempre ha tenido; un paisaje cambiante, una vida ligada al mar y un sabor que conquista a quien lo prueba.

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