El arroz negro es uno de esos platos que prometen mar y gloria, pero que a menudo acaban en una paella de aspecto triste, con un color mate y un sabor que no está a la altura. ¿Te suena? Pues un viejo marinero alicantino nos desveló el secreto para que nunca más te pase. Olvídate de todo lo que creías saber, porque la clave para un negro brillante y potente no reside en la cantidad de tinta. Sigue leyendo y descubrirás un truco tan lógico como desconocido.
La frustración de dedicar tiempo y un buen producto para obtener un plato de arroz mediocre es algo que hemos vivido casi todos. Pero, ¿y si te dijéramos que la solución está en un pequeño detalle del sofrito, en un ingrediente que casi siempre desechamos por desconocimiento? De hecho, según este lobo de mar, el secreto es aprovechar la melsa de la propia sepia para crear una base de sabor imbatible. Prepárate, porque tu cocina está a punto de oler a puerto.
3EL RITUAL DEL SOFRITO: EL MOMENTO EN QUE LA MAGIA OCURRE

Ahora, al lío. El truco del marinero empieza con un buen aceite de oliva virgen extra en la paella a fuego bajo. Primero, sofríe la sepia cortada en trocitos hasta que esté dorada y haya soltado toda su agua. Es un proceso que requiere paciencia. Justo en ese momento, añades la melsa y la tinta, y remueves a fuego lento hasta que se disuelvan por completo, formando una especie de pasta oscura y fragante.
Este es el corazón de nuestro arroz. Has creado una base intensísima que será la que abrace cada grano. A continuación, puedes añadir el sofrito clásico de cebolla, ajo o pimiento si lo deseas, pero siempre después de haber sellado el sabor de la sepia. La lógica es aplastante: esta base concentrada se adhiere a la perfección a la sepia y al futuro arroz, garantizando que el sabor no se diluya en el caldo.