Así es el secreto reconocido por Michelin que ha convertido a Dénia en la capital del arroz en España

El agua de mar es el ingrediente secreto que eleva los arroces de Dénia a una categoría casi mística, un toque salino que sabe a tradición y a Mediterráneo puro. Este elemento, tan abundante como complejo, es la base sobre la que se construyen paellas y arroces a banda que han dado fama mundial a esta localidad alicantina. Sin embargo, el verdadero arte no reside simplemente en su uso, sino en el profundo conocimiento de cómo tratarla para extraer su esencia sin arrastrar sus inconvenientes. Un saber hacer que transforma un simple plato en una experiencia sensorial inolvidable, marcando una frontera invisible entre la cocina de aficionado y la maestría culinaria.

La diferencia entre un arroz notable y uno sublime se encuentra en detalles que escapan al paladar no iniciado, un conocimiento ancestral transmitido entre generaciones de cocineros locales. Este método, que purifica el agua de mar para eliminar cualquier impureza sin sacrificar sus propiedades organolépticas, es la verdadera joya de la corona de la gastronomía dianense. Es un proceso que garantiza la perfección, el equilibrio exacto de salinidad y la aportación de una riqueza mineral que ningún otro caldo puede igualar. La intriga no está en el qué, sino en el cómo; un ritual que convierte el oro líquido del Mediterráneo en el alma de su plato más icónico.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE LA MARINA ALTA: MÁS ALLÁ DE LA SAL

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Desde tiempos inmemoriales, los pescadores de la costa alicantina utilizaban los recursos que el entorno les ofrecía, siendo el agua de mar el caldo primigenio para sus guisos a bordo. No era una elección gourmet, sino una solución dictada por la necesidad y la lógica, una forma de cocinar el pescado recién capturado con el mismo elemento del que provenía. Este uso primario, casi instintivo, sentó las bases de una técnica que, con el tiempo, se refinaría hasta alcanzar la excelencia culinaria que hoy define a la región, demostrando que la sabiduría popular es a menudo el germen de la alta cocina.

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La identidad gastronómica de Dénia está indisolublemente ligada a su puerto y a sus tradiciones, una simbiosis perfecta entre la huerta y el litoral que define cada plato. Por ello, el empleo del agua de mar en sus arroces no es un capricho moderno, sino la culminación de un legado que honra el producto y su origen. Aporta una complejidad de matices y minerales que la sal común jamás podría replicar, dotando al grano de un sabor profundo, yodado y auténtico que transporta directamente a la brisa marina y al sonido de las olas al romper en la escollera.

ARROZ EL ‘UMAMI’ MARINO: LA CIENCIA DETRÁS DEL SABOR INCONFUNDIBLE

ARROZ EL 'UMAMI' MARINO: LA CIENCIA DETRÁS DEL SABOR INCONFUNDIBLE
Fuente: Freepik

El secreto del sabor excepcional que el agua de mar confiere al arroz reside en su composición química, mucho más rica y compleja que la simple mezcla de cloruro sódico y agua. Contiene más de setenta oligoelementos y minerales, como el magnesio, el potasio o el calcio, que actúan como potenciadores naturales del sabor, creando una sensación en boca que los expertos denominan el «umami» del mar. Esta sinergia mineral no solo sala el plato de manera uniforme y equilibrada, sino que también realza los sabores del resto de ingredientes, desde el marisco hasta las verduras.

Además de sus propiedades gustativas, este ingrediente posee cualidades físicas que benefician la cocción del arroz, permitiendo que el grano absorba el caldo de una manera más homogénea y eficaz. La densidad y la composición del agua de mar ayudan a que el almidón se gelatinice de forma óptima, logrando ese punto tan anhelado en el que el arroz queda entero, suelto y lleno de sabor en su interior. Es una lección de química aplicada directamente desde la naturaleza, un truco que los cocineros de Dénia han dominado para llevar sus creaciones a un nivel superior de textura y consistencia.

EL PELIGRO OCULTO EN LA ORILLA: POR QUÉ EL AGUA DIRECTA ARRUINARÍA EL PLATO

EL PELIGRO OCULTO EN LA ORILLA: POR QUÉ EL AGUA DIRECTA ARRUINARÍA EL PLATO
Fuente: Freepik

A pesar de sus innegables beneficios, utilizar el agua de mar directamente recogida de la orilla sería un error catastrófico para cualquier cocinero que se precie, un atajo que podría arruinar por completo la reputación de un plato legendario. Las aguas costeras, especialmente las cercanas a puertos o zonas concurridas, contienen impurezas biológicas y químicas, como microalgas, bacterias y partículas en suspensión, que no solo afectarían negativamente al sabor, sino que también podrían suponer un riesgo para la salud. La pureza del ingrediente es, por tanto, una condición no negociable.

El principal desafío reside en eliminar estas impurezas sin alterar la delicada composición mineral del líquido, un equilibrio que es la clave del éxito del método dianense. Un filtrado excesivo o un tratamiento térmico inadecuado podrían despojar al agua de mar de los oligoelementos que la hacen tan valiosa en la cocina. Por este motivo, el proceso artesanal se convierte en una necesidad, un ritual meticuloso que busca la purificación sin sacrificar la esencia, garantizando que solo lo mejor del Mediterráneo llegue al caldero y, finalmente, al paladar del comensal.

EL ARTE DE LA DEPURACIÓN: EL MÉTODO ARTESANAL QUE LO CAMBIA TODO

EL ARTE DE LA DEPURACIÓN: EL MÉTODO ARTESANAL QUE LO CAMBIA TODO
Fuente: Freepik

El método que ha elevado los arroces de Dénia comienza con la captación del agua en zonas de alta mar, lejos de la costa para asegurar un nivel de pureza inicial mucho mayor. Una vez recogida, el líquido se somete a un proceso de decantación natural, un reposo paciente que permite que las partículas más densas, como la arena fina y otros sedimentos, se depositen en el fondo por la simple acción de la gravedad. Este primer paso es crucial y requiere tiempo, un bien escaso en la cocina moderna pero fundamental en las elaboraciones que buscan la excelencia.

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Tras la decantación, el agua pasa por un sistema de filtrado progresivo, utilizando materiales naturales como gasas de algodón o carbón activado para retener las impurezas más pequeñas. Este proceso, que puede repetirse varias veces, se realiza en frío para no alterar las propiedades del líquido. El resultado es un agua de mar cristalina, organolépticamente pura y segura para el consumo, que conserva intacta toda la riqueza mineral que la convierte en el caldo perfecto, la base indispensable sobre la que se edificará el sabor inconfundible del auténtico arroz a banda dianense.

DEL MEDITERRÁNEO AL PLATO: EL ARROZ DE DÉNIA COMO EXPERIENCIA CULMINARIA

EL ARTE DE LA DEPURACIÓN: EL MÉTODO ARTESANAL QUE LO CAMBIA TODO
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El uso de esta agua de mar tratada artesanalmente culmina en la paella, donde cada grano de arroz absorbe la esencia pura del mar, un sabor limpio, profundo y persistente que evoca el paisaje de la Costa Blanca. El resultado es un plato donde la salinidad no es un añadido, sino una parte intrínseca y estructural del conjunto, perfectamente integrada y equilibrada con el sofrito, el pescado y el marisco. Esta técnica permite reducir drásticamente, o incluso eliminar, el uso de sal común, obteniendo un plato final más saludable y con una complejidad de sabor muy superior.

Este dominio sobre un elemento tan fundamental como el agua de mar es lo que verdaderamente distingue a la cocina de Dénia, convirtiendo cada arroz en un homenaje al Mediterráneo y a la sabiduría de sus gentes. No se trata solo de una receta, sino de una filosofía culinaria que respeta el producto y entiende su entorno como ningún otro lugar. Es la prueba definitiva de que, a veces, el truco más sofisticado consiste en saber cómo utilizar el ingrediente más simple, elevándolo a través del conocimiento y la paciencia para crear algo verdaderamente extraordinario y memorable.

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