A punto de cumplirse 50 años de los fusilamientos de los miembros de ETA Jon Paredes Manot, ‘Txiki’, y Ángel Otaegi por parte del franquismo, el director de del instituto de Memoria vasco Gogora, Alberto Alonso (elegido como cuota socialista dentro del Gobierno autonómico) ha desatado una fuerte polémica con unas declaraciones que han molestado no solo a la izquierda abertzale, sino también a sectores del PNV, el PSOE y Podemos.
En medio de un clima festivo en pueblos y ciudades de Euskadi, donde se han visto pancartas con las imágenes de los fusilados por el franquismo, al entenderse que pagaron con su vida su lucha en favor de la caída del Régimen fascista, Alonso ha salido al paso para marcar distancias: «Ni Txiki ni Otaegi querían una sociedad democrática después de Franco, querían imponer su propia visión de Euskadi», afirmó en una entrevista con Europa Press.
Alonso, que desde 2024 dirige el Instituto de la Memoria, la Convivencia y los Derechos Humanos (Gogora), insistió en que no se puede «meter en el mismo saco» a Txiki y Otaegi el resto de militantes antifranquistas.
La formación Euskal Herria Bildu afirma que este relato es «insultante». Y el periódico abertzale Gara dice que estas son unas «declaraciones inaceptables». En su editorial del 15 de agosto, el diario vasco asegura que «Alonso ejerce de militante, pero no de los derechos humanos, sino de un relato de parte. Tanto es así, que no es capaz de representar a todas las víctimas. No tiene el nivel necesario y debería dimitir o ser cesado. Para empezar, debería pedir disculpas por sus exabruptos. Equiparar a Jon Paredes Manot, ‘Txiki’, y Ángel Otaegi con los represores franquistas es infame».

Alonso, según Gara, «no solo falsifica la historia de la lucha antifranquista, sino que contraviene la decisión de reconocer a los dos militantes de ETA fusilados por Franco como las primeras víctimas en base al decreto de víctimas de violación de los derechos humanos y sufrimientos injustos por la violencia de motivación política entre 1960 y 1978, aprobado con Patxi López de lehendakari. Si Alonso tratase así a cualquier otra víctima, estaría en la calle».
El director de Gogora asegura que, aunque es innegable que ambos asesinados fueron víctimas de un juicio sumarísimo y de una dictadura ilegítima, eso no implica convertirlos en referentes. Txiki y Otaegi fueron fusilados el 27 de septiembre de 1975, junto a tres miembros del FRAP, en el último acto de represión capital del franquismo. Para Alonso, reconocerlos como víctimas del franquismo es un deber democrático, pero no los considera unos partisanos.
Y eso que los principales partidos estatales siempre han sabido diferenciar a los miembros de la ETA durante el franquismo que los de la banda después de 1975. De hecho, sus miembros encarcelados fueron amnistiados en 1977.
Cabe recordar que el PSE tuvo como senador a Mario Onaindia, que formó parte de ETA y recibió a título póstumo la Medalla de la Orden del Mérito Constitucional por el Gobierno de José María Aznar, e incluso Albert Rivera se hizo presentar en Bilbao en 2016 por el exetarra Teo Uriarte, que al igual que Onaindia fue condenado a muerte en el proceso de Burgos.
ENFADOS
El afán de protagonismo mediático de Alberto Alonso le ha llevado a incomodar a prácticamente todas las fuerzas de la política vasca, a excepción de PP y Vox. Sus palabras han generado un considerable malestar en EH Bildu, especialmente después de que Sortu reclamara reconocimiento institucional para los fusilados, en respuesta a la retirada por parte del Ayuntamiento de Zarautz de una lona gigante con sus rostros.
Pero la polémica ha traspasado los límites de la izquierda abertzale. Fuentes cercanas al PNV han expresado en privado su incomodidad con el tono utilizado por Alonso. Y entre algunos sectores del PSE-EE también existe cierta sorpresa con su actitud.
MEMORIA
El 50º aniversario de los fusilamientos de Txiki y Otaegi será conmemorado por Gogora, pero con un enfoque crítico. En paralelo, se prepara también un acto por los 40 años del atentado de los GAL en Monbar (Francia), que Alonso considera fundamental para construir una memoria completa.
Sobre la fecha oficial del Día de la Memoria, aún no hay decisión, aunque se espera resolver en otoño. También confirma que las obras del futuro Memorial del 3 de marzo en Vitoria, situado en la iglesia donde fueron asesinados cinco trabajadores en 1976 por parte de las fuerzas y cuerpos del Estado español, comenzarán tras el verano.
PERFIL
Alberto Alonso (Oñati, 1976), licenciado en Historia y exdelegado sindical de UGT en Michelin, ha ocupado diversos cargos dentro del PSE-EE. Fue director del instituto vasco de seguridad y salud laboral Osalan entre 2016 y 2020 y posteriormente portavoz parlamentario en Medio Ambiente. Desde 2024, lidera Gogora tras la salida de Aintzane Ezenarro, exdirigente de la extinta formación abertzale Aralar y figura próxima al PNV.
Alonso se ha propuesto dar un nuevo enfoque a la política memorial del Gobierno Vasco, apostando por lo que él denomina ‘rigor histórico’. Asegura que su gestión ha puesto fin a una etapa de ‘autismo institucional’ de Gogora y busca relacionarse más con organismos similares.
El director de Gogora subraya que hasta ahora el trabajo del instituto se centraba en lo cuantitativo, en elaborar bases de datos de víctimas. La nueva etapa, afirma, se centra en explicar los contextos, los motivos y las consecuencias.