La primera vez que ves sangre saliendo de tu nariz sin aviso, el susto es inevitable. El sangrado nasal, o epistaxis, puede aparecer en medio de una comida, justo al levantarte de la cama o mientras ves la tele tranquilamente. Lo más importante es saber reaccionar sin dejarse llevar por los nervios, porque la mayoría de las veces no es grave, pero sí incómodo y alarmante. Aún hoy, hay gestos que hacemos de forma automática y que en realidad empeoran la situación.
Seguro que has escuchado a alguien decir que hay que echar la cabeza hacia atrás, o incluso taponar con papel y esperar. Estas prácticas, más populares que correctas, pueden ser contraproducentes y hacer que la sangre termine donde no debe. Lo curioso es que la solución es mucho más sencilla, pero pocos la conocen. El truco está en entender qué lo provoca y cómo actuar en los primeros segundos.
1POR QUÉ SANGRA LA NARIZ SIN AVISO

Un sangrado nasal puede deberse a un golpe, un estornudo fuerte, un cambio brusco de temperatura o simplemente a la sequedad ambiental. La mucosa que recubre el interior de la nariz es extremadamente frágil, y cualquier mínimo roce puede romper pequeños vasos sanguíneos. A veces, incluso un simple resfriado deja la zona tan sensible que el sangrado es cuestión de tiempo.
No siempre hay que alarmarse, pero sí prestar atención si las hemorragias son frecuentes o intensas. Cuando el sangrado es repetitivo, puede ser señal de un problema subyacente, desde hipertensión hasta una alteración en la coagulación. Por eso, más allá de parar la sangre, conviene entender si hay algo más detrás.