Qué hacer (y qué evitar) cuando sangra la nariz: mitos y verdades que debes conocer

La primera vez que ves sangre saliendo de tu nariz sin aviso, el susto es inevitable. El sangrado nasal, o epistaxis, puede aparecer en medio de una comida, justo al levantarte de la cama o mientras ves la tele tranquilamente. Lo más importante es saber reaccionar sin dejarse llevar por los nervios, porque la mayoría de las veces no es grave, pero sí incómodo y alarmante. Aún hoy, hay gestos que hacemos de forma automática y que en realidad empeoran la situación.

Seguro que has escuchado a alguien decir que hay que echar la cabeza hacia atrás, o incluso taponar con papel y esperar. Estas prácticas, más populares que correctas, pueden ser contraproducentes y hacer que la sangre termine donde no debe. Lo curioso es que la solución es mucho más sencilla, pero pocos la conocen. El truco está en entender qué lo provoca y cómo actuar en los primeros segundos.

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EL MÉTODO CORRECTO PARA CORTAR LA HEMORRAGIA

Fuente: Freepik

Cuando empiece el sangrado, siéntate e inclina la cabeza ligeramente hacia delante. Así evitas que la sangre baje por la garganta y puedes controlar mejor la cantidad perdida. Con el pulgar y el índice, aprieta la parte blanda de la nariz —justo debajo del hueso— durante al menos 10 minutos sin soltar.

Puede ayudar aplicar frío sobre el puente nasal o en la nuca. El frío provoca vasoconstricción y facilita que los vasos sanguíneos se cierren, reduciendo el flujo. Durante esos minutos, evita hablar, sonarte o comprobar si ya ha parado: es mejor esperar el tiempo completo para que el coágulo se forme y se fije.

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