La primera vez que ves sangre saliendo de tu nariz sin aviso, el susto es inevitable. El sangrado nasal, o epistaxis, puede aparecer en medio de una comida, justo al levantarte de la cama o mientras ves la tele tranquilamente. Lo más importante es saber reaccionar sin dejarse llevar por los nervios, porque la mayoría de las veces no es grave, pero sí incómodo y alarmante. Aún hoy, hay gestos que hacemos de forma automática y que en realidad empeoran la situación.
Seguro que has escuchado a alguien decir que hay que echar la cabeza hacia atrás, o incluso taponar con papel y esperar. Estas prácticas, más populares que correctas, pueden ser contraproducentes y hacer que la sangre termine donde no debe. Lo curioso es que la solución es mucho más sencilla, pero pocos la conocen. El truco está en entender qué lo provoca y cómo actuar en los primeros segundos.
5MITOS QUE DEBEMOS OLVIDAR

Ni cabeza atrás, ni levantar los brazos, ni empapar algodón en vinagre. Estas soluciones de “sabiduría popular” no tienen respaldo médico y pueden complicar la situación, sobre todo si retrasan el uso del método correcto. Tampoco es necesario meter objetos fríos en la boca: el efecto sobre la nariz es mínimo.
Otro mito común es que si no hay dolor, no hay problema. Un sangrado nasal puede no doler y aun así ser un signo de alerta, especialmente en personas con factores de riesgo cardiovascular. La clave está en no restarle importancia si se repite o se combina con otros síntomas.