Uno de los dramas ocultos de nuestra sociedad en los tiempos que corren es el de los desaparecidos, personas que de la noche a la mañana, por diferentes causas, abandonan su entorno familiar y social sin decir nada y sin dejar huella de donde fueron. Unas veces de manera forzada, las menos, otras por otros motivos personales. Un drama que en muchas ocasiones deja un vació y un dolor gigantes en sus familias y entorno social, que no encuentra explicación alguna al suceso.
Varios colectivos que buscan dar respuestas a estos duros sucesos han recibido un duro golpe, especialmente las familias de personas desaparecidas en España, ya que dos de las organizaciones más activas en su búsqueda han anunciado una decisión sin precedentes: dejarán de difundir las alertas emitidas por el Centro Nacional de Desaparecidos (CNDS). La Asociación SOSDESAPARECIDOS y la Plataforma ADONAY, entidades que han servido como un faro de esperanza para miles de personas, han calificado esta medida como «dolorosa» e «injusta», producto de una situación que, según denuncian, las ha dejado «maniatadas» frente a lo que describen como un «desprecio» por parte del órgano oficial y señalan al Ministerio del Interior que dirige Fernando Grande-Marlaska.
El comunicado, emitido con una profunda tristeza, expone las razones de esta ruptura que pone en jaque un modelo de colaboración que, en su momento, fue un ejemplo de éxito. Desde sus inicios hace 15 y 2 años respectivamente, ambas organizaciones han trabajado incansablemente para localizar a personas, apoyar a sus familias y dar voz a quienes no la tienen, manteniendo siempre una estrecha colaboración con las Fuerzas de Seguridad del Estado.

GIRO INEXPLICABLE DE INTERIOR
La génesis de esta cooperación se remonta a 2017, cuando tras casi cuatro años de reuniones y esfuerzos conjuntos, el entonces ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, impulsó la creación del CNDS. Este proyecto, concebido como un espacio de «colaboración, escucha y debate constructivo», representó un hito en la atención a las personas desaparecidas y sus familias. «Valoramos ahora lo importante que es cuando el poder sabe escuchar», reza el comunicado, recordando esos primeros años de trabajo armonioso.
Sin embargo, en los últimos tiempos, el panorama ha cambiado drásticamente. Las organizaciones lamentan que el CNDS, creado para la unidad, se haya convertido en un ente que «ignora proyectos» y «desprecia» sus consejos, nacidos de una vasta experiencia sobre el terreno. La denuncia más grave se centra en las presiones que, aseguran, han recibido para que dejaran de emitir sus propias alertas y se limitaran a difundir las del CNDS. Este «total desprecio» ha culminado en un intento de forzar la renuncia de las entidades a más del 78% de su difusión en favor de un escaso 22% del CNDS, un órgano con un presupuesto millonario frente al modelo voluntario y con «presupuesto cero» de SOSDESAPARECIDOS y ADONAY.
UN MURO LEGAL
Más allá de la fricción institucional, el principal obstáculo que ha forzado esta dolorosa decisión es una «barrera legal insalvable» relacionada con la reciente interpretación de la normativa de protección de datos. El texto señala a la «huella digital» y al «derecho al olvido» como los elementos centrales de este conflicto. Según las organizaciones, compartir las imágenes y los datos mínimos de las alertas del CNDS, incluso con la intención altruista de ayudar, podría acarrear sanciones económicas que no pueden asumir.
El problema radica en la imposibilidad de garantizar el borrado total de las alertas de la red una vez que son difundidas. «Ni siquiera el Centro Nacional de Desaparecidos puede garantizarlo», advierten, ya que las imágenes y la información permanecen indexadas en los buscadores. En este contexto, SOSDESAPARECIDOS y ADONAY se ven en la encrucijada de exponer su «eficaz labor directa con los familiares» al riesgo de ser sancionadas.
El comunicado apunta a una «falta de voluntad un tanto torticera» por parte del CNDS para encontrar una solución, priorizando sus propios formatos sobre la masiva y reconocida difusión de las entidades. A pesar de los intentos de buscar una salida «colaboradora y de futuro», la situación actual se ha tornado insostenible, en detrimento de las personas desaparecidas y sus familias.

LLAMAMIENTO A LOS FAMILIARES
Las organizaciones han querido dejar claro que su «dolorosa medida no se debe a una falta de voluntad ni a un cambio en nuestro compromiso con las familias». Su misión, reafirman, sigue siendo la misma: «difundir, ayudar y acompañar a las familias». En un gesto de cercanía, aconsejan a los familiares que necesiten una difusión masiva que se pongan en contacto lo antes posible con sus entidades, recordando que «el tiempo nunca corre a favor».
En un mensaje que parece dirigido a las autoridades, el comunicado recuerda a «quienes ahora se alegran de esta situación» que la difusión de las alertas del CNDS que ellas realizaban llegaba a «millones de personas en todo el mundo», siendo en «muchísimos casos… clave para la localización».
A pesar del quiebre, SOSDESAPARECIDOS y ADONAY no cierran la puerta a una futura reconciliación. Reafirman que el CNDS y el Ministerio del Interior «siguen teniendo nuestra mano tendida, desinteresada, altruista», con el fin de lograr una colaboración «justa, necesaria y sobre todo constructiva», lejos de lo que describen como «intereses partidistas y lucrativos ahora presentes». La esperanza, aunque herida, sigue viva en la búsqueda de aquellos que no están.