Laura Mazafena (27), ex azafata de vuelo revela qué ocurre con la comida: «Nunca la comemos, pedimos la de los pilotos»

El sabor de la comida del avión se ve afectado por la altitud y por procesos de conservación que le restan frescura, ya que se prepara con días de antelación. Se recomienda evitar el agua del grifo, el café, el té y el hielo a bordo, ya que los tanques y conductos del avión pueden no tener una limpieza óptima.

Ser azafata es una de esas profesiones que todos creen conocer, envuelta en un halo de glamour y viajes constantes que despierta una enorme fascinación. Pero ¿qué hay detrás de esa sonrisa perfecta a 10.000 metros de altura? Pues, según Laura Mazafena, ex auxiliar de vuelo, una realidad con secretos que cambiarán tu forma de ver un simple «pollo o pasta». Lo que ocurre en el galley, esa pequeña cocina de los aviones, es un mundo aparte.

La próxima vez que te ofrezcan el menú a bordo, quizá recuerdes las palabras de esta joven. Su confesión sobre la comida es solo la punta del iceberg de un sistema con sus propias reglas no escritas, ya que la tripulación de cabina tiene acceso a opciones gastronómicas vetadas para el pasaje por motivos que van mucho más allá del simple sabor o la calidad. ¿Te atreves a descubrir por qué nunca tocan la bandeja que te sirven?

¿POR QUÉ LA COMIDA DEL AVIÓN TIENE ESE SABOR TAN PECULIAR?

La experiencia de una ex azafata desvela los secretos del catering aéreo, que afectan directamente a nuestra percepción de los alimentos en el aire. Fuente: Freepik
La experiencia de una ex azafata desvela los secretos del catering aéreo, que afectan directamente a nuestra percepción de los alimentos en el aire. Fuente: Freepik

Esa sensación de que todo sabe igual o, directamente, a nada, no es solo una percepción tuya. La ciencia lo confirma, pues la combinación de la altitud y la baja humedad de la cabina reduce hasta un 30 % nuestra capacidad para detectar sabores salados y dulces, obligando a los caterings a sobresaturar de condimentos las recetas. Es una batalla perdida contra la física que cualquier profesional del aire conoce de sobra.

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Pero hay más en juego que la simple presión atmosférica. Para garantizar la seguridad alimentaria durante horas, los platos se someten a procesos de conservación muy agresivos. Piensa que lo que comes fue cocinado, congelado y regenerado, porque la mayoría de menús se preparan incluso 72 horas antes de ser servidos en el vuelo, un detalle que merma drásticamente su frescura y valor nutricional. Un hecho que el personal de cabina no pasa por alto.

EL SECRETO MEJOR GUARDADO: ¿QUÉ COMEN REALMENTE LOS TRIPULANTES?

Descubre qué come realmente una azafata cuando las puertas se cierran y se despliegan los carritos de servicio por el pasillo. Fuente: Freepik
Descubre qué come realmente una azafata cuando las puertas se cierran y se despliegan los carritos de servicio por el pasillo. Fuente: Freepik

Aquí llega la gran revelación de Laura: ellos no comen lo mismo que tú. La tripulación tiene acceso a un menú completamente diferente, a menudo el mismo que se sirve a los pilotos. La razón es simple y contundente, dado que los pilotos siempre comen platos distintos entre sí para evitar que una posible intoxicación alimentaria afecte a ambos y ponga en riesgo la seguridad del avión. Es un protocolo de seguridad crítico.

Entonces, ¿cómo lo consiguen? No es un privilegio oficial, sino más bien una norma no escrita. La camaradería y la logística interna lo permiten, porque los auxiliares de vuelo suelen pedir raciones extra del menú de los pilotos o de business class si hay disponibilidad, asegurándose así una comida más fresca, segura y de mayor calidad. Para cualquier trabajadora de la aerolínea, es una cuestión de bienestar básico durante jornadas maratonianas.

MÁS ALLÁ DE «POLLO O PASTA»: LOS RIESGOS OCULTOS A BORDO

Una azafata con experiencia sabe que no todos los alimentos y bebidas que se ofrecen a bordo son igual de recomendables desde un punto de vista higiénico.  Fuente: Freepik
Una azafata con experiencia sabe que no todos los alimentos y bebidas que se ofrecen a bordo son igual de recomendables desde un punto de vista higiénico. Fuente: Freepik

La comida no es la única fuente de recelo. Si alguna vez has dudado en pedir un café o un té, puede que tu instinto no te fallara. La calidad del agua es un tema tabú en el sector, ya que el agua caliente para infusiones proviene de los tanques internos del avión, cuya limpieza no siempre es tan frecuente como se desearía, según múltiples testimonios de personal de vuelo. Por eso, muchos optan por agua embotellada.

Y si eres de los que disfrutan de un refresco con hielo, quizá quieras replantearlo. Al igual que el agua para el café, el origen del hielo es el mismo. La cuestión es que las cubiteras y los conductos del hielo pueden convertirse en un foco de bacterias si el mantenimiento no es exhaustivo, un riesgo que la mayoría de tripulantes de cabina prefiere no correr. Vamos, que mejor la bebida directamente de la lata.

LA JERARQUÍA DEL AIRE: ¿QUIÉN COME MEJOR A BORDO?

El estatus a bordo también se refleja en el plato, como bien sabe cualquier azafata, y las diferencias van más allá de la vajilla de porcelana. Fuente: Freepik
El estatus a bordo también se refleja en el plato, como bien sabe cualquier azafata, y las diferencias van más allá de la vajilla de porcelana. Fuente: Freepik

Es evidente que un pasajero de primera clase no come lo mismo que uno de turista. Pero la diferencia no solo está en la presentación o en los ingredientes. La clave es el proceso, ya que la comida de las clases superiores se cocina y ensambla con técnicas más elaboradas y tiempos de regeneración más cuidados, lo que preserva mejor su textura y sabor. La experiencia de un tripulante de cabina de pasajeros lo confirma día a día.

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Esta distinción también se aplica a la propia tripulación, aunque de una forma más sutil. Existe una jerarquía no oficial en la que los pilotos tienen la máxima prioridad alimentaria por razones de seguridad. Luego, la sobrecargo o jefa de cabina suele tener preferencia a la hora de elegir menú sobre el resto de auxiliares, una dinámica interna que refleja la estructura de mando. Para esta profesional de la aviación, es parte del día a día.

TRUCOS Y CONFESIONES DE UNA VIDA ENTRE NUBES

Laura, la ex azafata protagonista de esta historia, comparte sus consejos finales para que tu próxima experiencia gastronómica a bordo sea, como mínimo, más consciente. Fuente: Freepik
Laura, la ex azafata protagonista de esta historia, comparte sus consejos finales para que tu próxima experiencia gastronómica a bordo sea, como mínimo, más consciente. Fuente: Freepik

Si después de leer todo esto se te han quitado las ganas de comer en tu próximo vuelo, no te preocupes, hay solución. El consejo de oro de cualquier miembro de la tripulación es simple: trae tu propia comida. Un buen bocadillo, algo de fruta o unos frutos secos, porque llevar tus propios snacks te garantiza saber exactamente qué estás comiendo y cuándo se preparó, eliminando cualquier incertidumbre. Es lo que muchas de ellas hacen.

Al final, el trabajo de una azafata va mucho más allá de servir bebidas o repartir bandejas de comida; es una profesión centrada en la seguridad y el bienestar. Y aunque parezca un detalle menor, la alimentación es una pieza clave en ese puzle, pues cada tripulante es un ángel de la guarda a 10.000 metros cuya atención y energía dependen de estar bien nutrido, algo que el catering de turista no siempre garantiza. Una verdad tan simple como reveladora.

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