Cristina Castaño es hoy una de las actrices más queridas de la televisión española, una intérprete versátil que ha sabido moverse con soltura entre la comedia y el drama. Su popularidad se consolidó con personajes tan recordados como Judith Becker en ‘La que se avecina’ o la calculadora Macarena Medina en ‘Toy Boy’, papeles que han demostrado su capacidad de conquistar a audiencias muy diferentes. Sin embargo, antes de llegar a esa etapa de madurez profesional, hubo un primer proyecto que le abrió las puertas y que la situó en el mapa de la ficción nacional.
Lo cierto es que Cristina Castaño siempre tuvo el talento y la vocación cerca. Tras debutar en el cine siendo apenas una niña, decidió finalmente apostar por la interpretación después de mudarse a Madrid. Desde entonces, ha construido una carrera sólida que ya supera los 25 años en televisión, teatro y cine. Y aunque sus papeles posteriores la han consagrado, fue una serie concreta la que funcionó como trampolín y permitió que el gran público descubriera su carisma en pantalla.
1Los primeros pasos de Cristina Castaño

En los años noventa, Cristina Castaño comenzó a abrirse camino con papeles pequeños que le permitieron aprender el oficio desde dentro. En 1999 participó en una obra de teatro y hasta apareció como extra en ‘Compañeros’, una de las ficciones juveniles más seguidas de aquel momento. Estos trabajos, aunque modestos, fueron decisivos para que la actriz adquiriera confianza en su oficio y empezara a llamar la atención de productores y directores.
El verdadero punto de inflexión llegó en el año 2000, cuando Cristina Castaño debutó en televisión casi al mismo tiempo en dos frentes; en la TVG, con la serie gallega ‘Pratos combinados’, y la cadena nacional Telecinco, y fue precisamente en este último espacio donde encontró la gran oportunidad que marcaría el rumbo de su trayectoria.