«Más económico que las Baleares y en septiembre todo al 50%», Andrea Tuzzi (43), guía turística de Calpe

Más allá de las playas, su casco antiguo y la subida al Peñón de Ifach ofrecen una experiencia única. La gastronomía local, basada en el pescado fresco de la lonja, es un pilar fundamental de la visita.

Hay lugares que crees conocer solo con ver una foto, y Calpe es uno de ellos. Su imponente Peñón de Ifach domina cada postal, prometiendo un destino de sol y playa predecible, casi intercambiable con cualquier otro de la costa. Pero esa es solo la primera capa, la más superficial. Detrás de esa imagen icónica, este rincón de la Costa Blanca esconde una vida, una historia y unos secretos que la mayoría de los visitantes pasan por alto, dejándose por el camino la verdadera esencia del lugar.

Quienes lo visitan en julio o agosto se llevan una impresión, pero el verdadero Calpe despierta cuando las multitudes se marchan. Es entonces cuando los precios se relajan y la atmósfera cambia por completo, y es que septiembre revela la cara más auténtica y asequible de este destino alicantino, un secreto a voces entre los que buscan algo más que un simple bronceado. ¿Y si todo lo que creías saber sobre este lugar estuviera a punto de cambiar?

CALPE MÁS ALLÁ DEL SOL Y PLAYA: ¿QUÉ ESCONDE REALMENTE?

YouTube video

Mucha gente llega, va directa a la arena y se olvida de que a pocos metros existe un casco antiguo que es pura magia. Perderse por sus callejuelas empedradas es como entrar en otra dimensión, y es que las casas de colores y los patios floridos narran la historia de un antiguo pueblo de pescadores, un refugio que se defendía de los piratas con murallas que aún hoy se pueden tocar. Es un paseo silencioso, lleno de sorpresas en cada esquina, donde el olor a salitre se mezcla con el de los geranios.

Publicidad

Pero la historia aquí no se limita a unos pocos siglos atrás. Cerca del mar, casi fusionados con el paisaje, se encuentran los Baños de la Reina, un yacimiento romano que deja sin palabras. Pocos imaginan que bajo sus pies se encuentra un complejo de una riqueza arqueológica fascinante, pues estos viveros romanos excavados en la roca demuestran la importancia estratégica del lugar hace 2.000 años. Un lugar donde la historia no está en un museo, sino que se pisa y se siente a cada paso.

EL SABOR DEL MAR QUE NO TE CUENTAN EN LAS GUÍAS

El verdadero corazón gastronómico del pueblo late cada tarde en el puerto, durante la subasta de pescado. Es un espectáculo vibrante que conecta directamente con la esencia del lugar, porque la lonja de pescado es el origen de los sabores auténticos que definen la cocina local, garantizando una frescura que es imposible de imitar. Los restaurantes cercanos se nutren de este tesoro diario, ofreciendo platos cuyo ingrediente principal acaba de salir del mar hace apenas unas horas, algo que marca por completo la diferencia.

No puedes marcharte sin probar la «llauna de Calp», un guiso de pescado de roca que es la máxima expresión de la cocina de aprovechamiento de los marineros. O un «arròs del senyoret», donde cada grano absorbe el intenso sabor del caldo de pescado, y es que estos platos tradicionales son un viaje sensorial que te conecta directamente con la cultura del Mediterráneo. Es una experiencia culinaria que se queda grabada en la memoria mucho después de haber terminado el viaje por este paraíso costero.

¿TE ATREVES A CONQUISTAR AL GIGANTE DE PIEDRA?

YouTube video

La ascensión al Peñón es mucho más que una simple ruta de senderismo; es un desafío que te recompensa a cada paso. El primer tramo es amable, un paseo entre vegetación mediterránea, pero tras cruzar el túnel excavado en la roca, el terreno cambia, y la subida se convierte en una experiencia que requiere esfuerzo y te regala unas vistas espectaculares de la costa. Es un diálogo constante entre la montaña y el mar, con el azul infinito acompañándote en todo momento.

Llegar a la cima, a 332 metros sobre el mar, es una sensación indescriptible. El mundo se detiene por un instante mientras recuperas el aliento, y es que la panorámica de 360 grados sobre la bahía y el interior de la Marina Alta es la mejor recompensa posible, un momento de pura conexión con la naturaleza que te hace sentir dueño del horizonte. Desde allí arriba, entiendes de verdad la geografía y la belleza salvaje de este rincón privilegiado del litoral alicantino.

SEPTIEMBRE: EL SECRETO MEJOR GUARDADO DE LA COSTA BLANCA

Septiembre es el mes de la luz dorada y el agua cálida, el momento perfecto para disfrutar de todo sin agobios. Las playas se vacían, el ritmo se vuelve más pausado y el ambiente es de una calma deliciosa, ya que el clima sigue siendo fantástico pero sin las aglomeraciones de la temporada alta, permitiendo saborear cada rincón con una tranquilidad impensable en agosto. Es el momento en el que los locales recuperan su espacio y te invitan, sin saberlo, a formar parte de su día a día.

Publicidad

Y, por supuesto, está el factor económico, ese que mencionaba la guía turística. Los precios de los alojamientos y la restauración bajan de forma notable, ofreciendo una oportunidad única, pues viajar en septiembre permite disfrutar de una escapada de lujo a una fracción del coste del verano. Es la definición de turismo inteligente: más calidad, más espacio y más autenticidad por mucho menos dinero. Una fórmula que convierte la experiencia en algo redondo y totalmente satisfactorio.

LA HUELLA IMBORRABLE QUE DEJA EN QUIENES LO VISITAN

YouTube video

Más allá de sus paisajes, lo que realmente deja huella es su atmósfera, esa mezcla de pueblo tradicional y destino cosmopolita. Es la amabilidad de la gente en el mercado, el sonido de las olas rompiendo de noche o el olor a pino subiendo al Peñón, ya que la verdadera magia reside en la calidez y hospitalidad de sus habitantes, que te hacen sentir bienvenido desde el primer minuto. Es un lugar con alma, donde todavía es posible encontrar esa autenticidad que tanto se echa de menos en otros destinos.

Y cuando ya estás de vuelta en casa, inmerso de nuevo en la rutina, a veces cierras los ojos y vuelves allí. Regresas a esa cala escondida, a esa cena frente al mar o a esa vista desde la cima del Peñón, porque el recuerdo de la luz y la paz de Calpe se queda contigo para siempre, como una promesa silenciosa de que siempre podrás volver. Y es que hay lugares que visitas, y luego hay lugares que, de alguna manera, se quedan a vivir dentro de ti.

Publicidad
Publicidad