Andalucía es una tierra que nunca deja de sorprender, con sus playas, sierras, pueblos blancos de encanto inigualable y rincones donde la historia y la tradición se mezclan con lo insólito. Uno de esos lugares se encuentra a apenas veinte minutos de Málaga capital, en el Parque Natural de los Montes de Málaga, atravesado por el río Guadalmedina. Allí, entre un entorno natural de belleza serena y un legado cultural que se remonta a la prehistoria, se levanta un pueblo que ha conquistado a visitantes y curiosos gracias a un cementerio que rompe con todas las ideas convencionales.
Ese municipio es Casabermeja, una villa que representa la esencia más pura de Andalucía con sus casas encaladas, calles estrechas y una tradición artesana que aún late en su gente. Pero más allá de su iglesia del Socorro, sus rutas de senderismo o su gastronomía, lo que ha colocado a esta localidad en el mapa turístico es su camposanto, declarado Monumento Nacional en 1980 y Bien de Interés Cultural en 2006. Un lugar tan particular que incluso el escritor Antonio Gala expresó su deseo de descansar allí algún día.
1El encanto de un pueblo blanco de Andalucía

Casabermeja conserva la estructura típica de los pueblos de Andalucía, con fachadas encaladas, balcones llenos de flores y una vida que se concentra en calles como la Real, donde bares y restaurantes ofrecen la célebre carne de chivo lechal malagueño. El paseo por su casco urbano se completa con la visita a la iglesia de Nuestra Señora del Socorro, un templo del siglo XVI que conserva camarines barrocos de notable delicadeza y una torre que se ha convertido en símbolo del municipio.
La tradición artesanal también forma parte de la identidad de Casabermeja. En el Museo Taller de Cerámica es posible apreciar piezas creadas por manos locales que han sabido transformar los recursos de los montes cercanos en objetos únicos. Andalucía, en cada rincón, demuestra cómo la cultura popular convive con la historia, y en este pueblo esa herencia se palpa en cada esquina.