El estrés es uno de los grandes males de nuestra época, y con el ritmo acelerado, las exigencias laborales y la saturación de estímulos tecnológicos se ha convertido en una respuesta natural del cuerpo que afecta tanto a la salud mental como física. Frente a esta realidad, la ciencia continúa investigando alternativas sencillas y accesibles que permitan reducir sus efectos sin necesidad de recurrir siempre a fármacos.
Uno de los hallazgos más recientes apunta al poder del aroma natural de la lavanda. Diversos estudios han demostrado que esta fragancia, utilizada desde hace siglos en terapias tradicionales, no solo ayuda a disminuir los niveles de estrés, sino que también favorece la concentración y el rendimiento cognitivo. Un recurso simple, presente en aceites esenciales, velas o infusiones, que empieza a ganar espacio en hogares y oficinas como herramienta de bienestar.
2Mejor concentración gracias a un aroma simple

Además de reducir el estrés, la lavanda ha demostrado ser un apoyo para mejorar la concentración y la memoria a corto plazo. Varios experimentos realizados en universidades europeas comprobaron que estudiantes expuestos a este aroma rendían mejor en pruebas de atención sostenida, mostrando menor fatiga mental.
Este hallazgo resulta especialmente valioso en un mundo donde la capacidad de enfocarse se ve constantemente interrumpida por notificaciones y multitarea. Integrar la lavanda en espacios de trabajo o estudio puede ser un gesto sencillo con beneficios concretos: mayor claridad mental, reducción de distracciones y mejor aprovechamiento del tiempo.