Los pasillos de la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, no son ajenos a los susurros. Pero en los últimos meses, el murmullo ha crecido hasta convertirse en un rumor persistente que se extiende por los círculos diplomáticos y mediáticos de la capital española: la posible salida del ministro José Manuel Albares. Aunque la relación con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, parece inalterable sobre el papel, una serie de indicios sutiles han alimentado la especulación sobre un “final de etapa” para el jefe de la diplomacia española, un hombre que ha cimentado su carrera en el ámbito de la cooperación internacional.
La presunta pérdida de influencia de Sánchez en la escena internacional, erosionada por una serie de desafíos globales y tensiones internas, ha colocado a sus colaboradores más cercanos bajo lupa y con su puesto en entredicho. En este contexto, la figura de Albares ha quedado expuesta, por un supuesto enfoque cortoplacista en su gestión y una excesiva alineación con las posturas francesas, especialmente en la compleja política exterior de España en África, sus detractores apuntan estos elementos juntos su irrelevancia en las negociaciones de paz en Ucrania.
Para contrarrestar esta narrativa y fortalecer su posición, Albares ha regresado a un terreno que domina y en el que se siente cómodo: la cooperación española. Este “cuartel de invierno” se ha convertido en su refugio y en el principal escaparate de sus logros de gestión. A través de una ambiciosa reforma del sistema de ayuda al desarrollo, el ministro busca no solo consolidar un legado, sino también afianzar su futuro político y profesional, con una posible salida dentro del ámbito marroquí, donde es uno de los mayores defensores de los postulados de Mohamed VI, rey de Marruecos.

NUEVA ERA PARA LA COOPERACIÓN ESPAÑOLA
La Cooperación Española se encuentra inmersa en una profunda transformación, impulsada por un ambicioso programa de reformas que ha marcado la gestión de Albares. La culminación de este esfuerzo es la aprobación del Plan Director de la Cooperación Española para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global 2024-2027, un documento que, según el propio ministro, «ha modernizado y reforzado» el sistema, adaptándolo a los desafíos del siglo XXI.
Esta modernización no se limita a la retórica. Se ha acompañado de un aumento significativo en el presupuesto. En 2024, la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) ha experimentado un crecimiento del 12%, alcanzando una cifra histórica de más de 4.000 millones de euros, lo que supone un incremento de 430 millones con respecto al año anterior. Este impulso financiero no ha pasado desapercibido para la comunidad internacional, y el Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE ha elogiado la «solidez» de las políticas españolas y su «enfoque innovador».
El proceso de reforma se ha cimentado en una serie de reales decretos clave. El Estatuto de las Personas Cooperantes, aprobado en julio, ha dignificado la profesión y mejorado las condiciones laborales de aquellos que trabajan sobre el terreno. Posteriormente, en el último trimestre de 2024, el Estatuto de la AECID, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, fue reformado para fortalecer su eficiencia y visión estratégica, convirtiéndola en una piedra angular de la cooperación. Además, la creación de la Oficina de Evaluación de la Cooperación Española (OECE) subraya un compromiso con la transparencia y la rendición de cuentas, elementos esenciales para generar confianza.
En el ámbito de la gobernanza, se han renovado los órganos de coordinación y consulta para asegurar que la ayuda se alinea con las prioridades nacionales y las necesidades globales. La Conferencia Sectorial de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global y la Comisión Interministerial han sido revitalizadas, con el ministro y la secretaria de Estado al frente, respectivamente. Estas estructuras buscan una mayor coherencia y una acción coordinada entre las distintas administraciones y entidades que participan en la política de cooperación.

DESAFÍOS PENDIENTES
La reforma no se detiene aquí. En el horizonte, se vislumbra la creación del Consejo Superior de Cooperación, un órgano consultivo que servirá de brújula para la política de desarrollo. Paralelamente, la puesta en marcha del Fondo Español para el Desarrollo Sostenible (FEDES), junto con una modernización de las normativas de subvenciones, busca agilizar la movilización de nuevos recursos y optimizar la cooperación financiera.
Uno de los pilares más relevantes de la nueva política es el enfoque feminista. En línea con la Ley 1/2023 y el nuevo Plan Director, se está elaborando una Estrategia de Cooperación Feminista que se centrará en cuatro ejes principales: derechos, representación, recursos y alianzas. Esta visión estratégica pretende fortalecer la contribución de España a la plena consecución de los derechos de las mujeres, adolescentes y niñas, así como el fortalecimiento del espacio cívico en los países socios.
A nivel bilateral, la diplomacia de desarrollo se ha centrado en el lanzamiento de las Alianzas para el Desarrollo Sostenible, un nuevo instrumento que promueve una visión de desarrollo en transición. La primera de estas alianzas se firmó con Uruguay, y se están finalizando acuerdos similares con Egipto y Panamá. Además, se han firmado nuevos Marcos de Asociación para el Desarrollo Sostenible con países de América Latina y Asia, consolidando la cooperación con socios estratégicos y alineándola con sus prioridades nacionales.
La reforma también reafirma el compromiso de España con el multilateralismo. Se está trabajando en una nueva Estrategia de Política Multilateral para el Desarrollo Sostenible y se han iniciado procesos para la elaboración de Marcos de Asociación Estratégica con organismos clave de las Naciones Unidas. Este compromiso quedó patente en la Cuarta Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo en Sevilla, que culminó con la adopción del Compromiso de Sevilla, un acuerdo que busca revitalizar el multilateralismo y reafirmar el papel central de la Agenda 2030.
A pesar de los logros en cooperación, el futuro de Albares sigue siendo una incógnita. El éxito de la reforma de la Ayuda al Desarrollo es, sin duda, un punto a su favor, un logro tangible en un contexto de turbulencias políticas. Sin embargo, la percepción de un debilitamiento en la figura presidencial y las críticas sobre su gestión en otras áreas de la política exterior continúan alimentando la narrativa de un final de ciclo. El tiempo dirá si esta consolidación en la cooperación será suficiente para asegurar su permanencia al frente de la diplomacia española.
