Dormir mal no es un problema menor ni algo que pueda resolverse simplemente con una siesta reparadora. Cada vez más investigaciones revelan que la falta de descanso profundo y continuado afecta de manera directa al cerebro, alterando su capacidad de concentración, memoria y hasta el estado de ánimo. Cuando esas noches sin dormir bien se repiten, los efectos se acumulan más rápido de lo que solemos pensar.
Un reciente estudio científico advierte que dormir mal durante tres noches seguidas basta para provocar cambios significativos en la actividad cerebral. No se trata únicamente de sentirse cansado o de rendir menos al día siguiente, pues la privación parcial de sueño modifica los procesos neuronales, influyendo en la manera en que procesamos información y gestionamos las emociones.
2Cómo dormir mal altera la memoria y las emociones

La memoria es uno de los primeros sistemas en resentirse cuando se duerme mal. Durante el sueño profundo, el cerebro consolida la información aprendida en el día y la organiza en distintas áreas neuronales. Si este proceso se interrumpe varias noches seguidas, la capacidad para retener datos y conectar ideas disminuye de forma notable.
Además, dormir mal tres noches provoca que la amígdala, el área encargada de regular las emociones, se vuelva más reactiva. Esto explica por qué aumenta la irritabilidad, la ansiedad y la dificultad para manejar el estrés. En paralelo, la corteza prefrontal, responsable de la toma de decisiones, reduce su actividad, lo que nos lleva a respuestas más impulsivas y menos racionales.