La princesa Leonor comenzó una nueva etapa que marcará su futuro como heredera al trono. A sus 19 años, dejó atrás la solemnidad del Palacio de la Zarzuela para integrarse en la vida militar en la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier. Sus primeras 24 horas estuvieron cargadas de emociones, disciplina y descubrimientos, en un ambiente donde la exigencia convive con la camaradería.
Aunque los nervios eran palpables, la princesa Leonor mostró un autocontrol sorprendente; saludó con firmeza, se presentó como la alférez Borbón Ortiz y dejó claro que llegaba no solo como heredera, sino también como una cadete más. Su madurez, reflejada en gestos seguros y en la manera de relacionarse con sus compañeros y superiores, evidenció la transformación de aquella joven tímida que solía refugiarse tras sus padres.
1La llegada de la princesa Leonor a San Javier

El recibimiento a la princesa Leonor estuvo marcado por la formalidad, pero también por la calidez. La heredera participó en actos oficiales que demostraron la seriedad de su incorporación, pero el ambiente distendido le permitió integrarse con rapidez. Expertos en comunicación no verbal, como Cristian Salomoni, subrayan cómo cada gesto de Leonor estuvo pensado para proyectar seguridad y preparación.
Desde el primer instante, la princesa Leonor mostró saber estar. Su capacidad para mantener la compostura, mirar de frente y desenvolverse con naturalidad frente a cámaras y autoridades reflejó una evolución personal evidente. Ya no hay rastro de aquella timidez inicial; en su lugar se observa una joven consciente del papel que le corresponde en el presente y, sobre todo, en el futuro.