La princesa Leonor comenzó una nueva etapa que marcará su futuro como heredera al trono. A sus 19 años, dejó atrás la solemnidad del Palacio de la Zarzuela para integrarse en la vida militar en la Academia General del Aire y del Espacio de San Javier. Sus primeras 24 horas estuvieron cargadas de emociones, disciplina y descubrimientos, en un ambiente donde la exigencia convive con la camaradería.
Aunque los nervios eran palpables, la princesa Leonor mostró un autocontrol sorprendente; saludó con firmeza, se presentó como la alférez Borbón Ortiz y dejó claro que llegaba no solo como heredera, sino también como una cadete más. Su madurez, reflejada en gestos seguros y en la manera de relacionarse con sus compañeros y superiores, evidenció la transformación de aquella joven tímida que solía refugiarse tras sus padres.
2La vida en el pabellón y las primeras rutinas de la princesa como una cadete más

Lejos del protocolo, la princesa Leonor se instaló en el pabellón donde compartirá habitación y rutinas con otras cadetes. Allí la igualdad de trato es clave, con madrugones, horarios estrictos y responsabilidades comunes que marcan el día a día. Enfundada en su mono de vuelo, símbolo del nuevo reto, la heredera recorrió las instalaciones, desde los simuladores de entrenamiento hasta los hangares.
Su jornada arranca a las 6:30 de la mañana, con clases teóricas que se extienden hasta el almuerzo, seguidas de entrenamientos físicos y sesiones prácticas. El silencio impuesto a las 22:30 pone fin a un día intenso. Para la princesa Leonor, esta rutina supone una adaptación exigente, pero también la oportunidad de fortalecer valores como la disciplina, el esfuerzo y el compañerismo.