La magia de Amanece, que no es poco reside en sus detalles, en esos momentos de genialidad que parecen imposibles de escribir en un guion. Pero, ¿y si te dijera que uno de los instantes más celebrados de la obra maestra de José Luis Cuerda no estaba planeado? Pocos saben que una de sus frases más icónicas nació de un cabreo monumental y muy real, un chispazo de hartazgo que el director supo capturar para la eternidad.
A veces, la perfección llega por accidente. En el caótico y maravilloso universo que Cuerda creó en la Sierra del Segura, hay una anécdota que define el espíritu de toda la producción. Imagina el frío de la sierra, un actor veterano harto de repetir una toma absurda y una queja lanzada al aire, porque el enfado genuino de un actor harto de repetir una toma fue la clave para alcanzar la perfección. Ese instante de pura frustración humana es hoy historia del cine español.
¿POR QUÉ SIGUE FASCINANDO ESTA PELÍCULA?
Hay películas que envejecen y otras que, simplemente, se convierten en leyenda. El caso de Amanece, que no es poco es único en nuestra cinematografía porque desafía cualquier etiqueta. No es solo una comedia, es un tratado de surrealismo manchego, una sátira social afiladísima y un monumento al absurdo. Por eso sigue tan viva, ya que su guion es una colección de diálogos absurdos que, sin embargo, esconden una profunda crítica social que sigue plenamente vigente hoy en día.
El fenómeno «amanecista» se ha transmitido de padres a hijos, casi como un tesoro familiar. Es una de esas obras que o te expulsa o te adopta para siempre, sin término medio. Para toda una legión de seguidores, Amanece, que no es poco es mucho más que una película, porque la película se ha convertido en una especie de código secreto para iniciados en el buen humor, una seña de identidad que te conecta con miles de personas que entienden el mundo de la misma manera surrealista y genial.
EL HOMBRE-SEMILLA: LA ESCENA QUE LO CAMBIÓ TODO
Dentro de un guion repleto de ideas geniales, hay una que brilla con luz propia por su potencia visual y su delirante planteamiento. Es la imagen que muchos asocian instantáneamente con el film. En un momento cumbre de esta película coral, el alcalde del pueblo decide tomar una medida drástica para solucionar la «falta de hombres» de su hija, y el personaje de Cassen es plantado en un huerto como si fuera una hortaliza para ver si así ‘le nacía un hombre’ a su hija. Una idea tan loca como visualmente inolvidable.
Esta escena es la quintaesencia del universo de Cuerda. Representa la ruptura total con la lógica, abrazando un realismo mágico que convierte lo imposible en algo cotidiano y aceptado por todos los personajes. La secuencia del hombre plantado en Amanece, que no es poco es un punto de no retorno en la trama, ya que esta secuencia resume a la perfección el realismo mágico y el humor absurdo que Cuerda imprimió en toda la cinta, invitando al espectador a abandonar sus prejuicios y disfrutar del viaje.
«¡ALCALDE, NOS HA FASTIDIADO!»: CUANDO LA REALIDAD SUPERÓ A LA FICCIÓN
El rodaje de la famosa escena se estaba complicando. El gran actor Cassen, semienterrado en la tierra fría de un huerto de Ayna, llevaba varias tomas sintiendo la incomodidad y el cansancio. La repetición, unida a un pequeño imprevisto con un extra, colmó su paciencia. Justo en ese momento de máxima frustración, el actor explotó. Sin embargo, Cassen, harto de estar semienterrado y de repetir la toma, improvisó su queja dirigiéndose al alcalde real del pueblo, que estaba presente observando el rodaje.
Cualquier otro director habría cortado la toma y pedido disculpas. Pero José Luis Cuerda tenía un instinto especial para ver la magia en lo inesperado. Escuchó la queja de Cassen, «¡Alcalde, nos ha fastidiado!», y en lugar de enfadarse, sonrió. Supo al instante que tenía oro puro. Para la historia de Amanece, que no es poco queda que José Luis Cuerda supo ver que esa queja amarga y genuina aportaba una veracidad insuperable a la escena, convirtiendo un exabrupto en un momento legendario del cine.
EL SECRETO DEL ‘AMANECISMO’: UN PUEBLO ENTERO VOLCADO EN LA LOCURA
La genialidad de esta cinta de culto no reside solo en sus actores profesionales, sino en el alma que le aportaron los habitantes de la comarca. Cuerda no buscaba extras; buscaba autenticidad. Y la encontró en los rostros y las voces de la gente de la Sierra del Segura, que se entregaron al proyecto con una naturalidad desarmante. El gran triunfo de Amanece, que no es poco fue ese, porque los habitantes de Ayna, Liétor y Molinicos no actuaban, simplemente ‘eran’ ellos mismos dentro de ese universo delirante que proponía el guion.
Esa verdad es la que traspasa la pantalla y hace que nos creamos que hay hombres que crecen en los bancales o que se celebran elecciones a puta del pueblo. La película del 89 funciona porque sus cimientos son reales. La implicación de los vecinos fue total, ya que esa naturalidad de los extras locales es uno de los pilares que sostienen la credibilidad de la película, aportando una capa de costumbrismo que ancla el relato más surrealista a la tierra. El alma de Amanece, que no es poco es el alma de su gente.
LA RUTA QUE MANTIENE VIVA LA LEYENDA
Hoy, más de treinta años después, el espíritu de la obra de Cuerda sigue vivo en cada rincón donde se rodó. Los pueblos de Ayna, Liétor y Molinicos han abrazado su legado, creando la «Ruta de Amanece, que no es poco», un recorrido por los escenarios míticos de la película. Cada año, miles de fans la recorren, porque los escenarios del rodaje se han convertido en un parque temático no oficial para los amantes del film, donde pueden recrear escenas y sentirse parte de ese mundo.
Este viaje a la «Suiza manchega» es mucho más que un simple recorrido turístico; es una peregrinación a un lugar donde la ficción y la realidad se fusionaron para siempre. Es la prueba de que el cine puede cambiar la historia de un lugar. Al pasear por sus calles y reconocer el balcón de la casa del alcalde o el huerto donde plantaron a Cassen, entiendes por qué Amanece, que no es poco es eterna, porque visitar estos pueblos es como entrar en la película y comprender que su magia sigue intacta en cada esquina, esperando a que alguien la redescubra.