El strudel vienés es uno de esos postres capaces de transportarte a otro lugar con solo un bocado. Originario de Austria, este dulce de hojaldre relleno de manzana, pasas y especias se ha convertido en un símbolo de la repostería centroeuropea. Su aroma, su textura crujiente y su interior jugoso han conquistado a generaciones enteras y hoy, por suerte, se puede preparar sin complicaciones en cualquier horno casero.
Aunque el strudel vienés tiene fama de ser una receta laboriosa, la realidad es que, siguiendo unos pasos sencillos y con ingredientes fáciles de conseguir, cualquiera puede replicarlo sin necesidad de viajar a Viena. La clave está en dejarse guiar por la tradición, sin miedo a poner las manos en la masa y disfrutando de ese proceso artesanal que convierte a este postre en algo más que una receta, en una experiencia cultural.
3Un cierre perfecto para disfrutar en casa

Una vez que el strudel vienés esté listo, lo mejor es dejarlo reposar unos minutos antes de cortarlo, de modo que los jugos del relleno se asienten y la textura sea perfecta. Espolvorea azúcar glas por encima y sírvelo en porciones generosas, acompañado si quieres de una bola de helado de vainilla o un poco de nata montada, tal como se disfruta en Austria.
Preparar un strudel vienés en casa no solo es una forma deliciosa de darse un capricho, también es una manera de viajar sin moverse del sofá. Cada bocado evoca la tradición centroeuropea y convierte una tarde cualquiera en un pequeño homenaje a la repostería clásica. Con esta receta, la cocina se transforma en el mejor pasaporte hacia Viena.