«Meten agua en un agujero y sale disparada como un géiser a 100ºC», el experimento en Lanzarote que demuestra que el volcán sigue vivo

La más famosa es el géiser artificial: al verter agua en un conducto, esta se convierte en vapor y sale disparada violentamente por el calor del subsuelo de Lanzarote. Además del géiser, el calor del volcán se usa para prender fuego a vegetación seca al instante y para cocinar en el restaurante El Diablo, una parrilla natural.

Lanzarote esconde un secreto bajo tus pies que desafía toda lógica, un lugar donde el planeta respira y demuestra que está más vivo que nunca. ¿Te imaginas ver cómo la tierra prende fuego a un arbusto en segundos sin necesidad de cerillas? Pues eso es solo el principio, porque lo que ocurre después con un simple cubo de agua redefine lo que creías saber sobre la isla de los volcanes y su poder latente, y es que la tierra arde a más de 400 grados a pocos metros de la superficie, un espectáculo que te deja sin palabras.

Esa energía descomunal es la protagonista de una experiencia casi sobrenatural que cambia por completo la perspectiva de tu viaje a Lanzarote. Olvídate de las postales habituales, porque aquí la naturaleza no posa, sino que actúa. Verlo en directo te transforma, porque el calor que emana del subsuelo puede prender fuego a la vegetación en segundos, una prueba irrefutable de que bajo el silencio de ese paisaje marciano late un corazón de fuego que nunca ha dejado de bombear.

EL CORAZÓN CALIENTE DE TIMANFAYA: ¿QUÉ SE ESCONDE BAJO EL MANTO NEGRO?

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Pasear por las Montañas del Fuego es como caminar sobre la cicatriz de un gigante, el recuerdo aún caliente de una de las mayores erupciones de la historia. Aquellas erupciones del siglo XVIII cubrieron un cuarto de la isla, y es que la cámara magmática residual sigue increíblemente cerca de la corteza terrestre, creando anomalías geotérmicas que hoy podemos presenciar. Este fenómeno convierte a Lanzarote en un lugar único en el mundo.

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El paisaje lunar que te rodea, un mar de lava petrificada conocido como malpaís, te hace sentir en otro planeta. Pero no te dejes engañar por esa quietud solemne, ya que esta aparente calma oculta una energía geotérmica descomunal lista para manifestarse de las formas más espectaculares. Es una lección de geología a cielo abierto, una que se siente en la piel y se graba en la memoria.

EL GÉISER INSTANTÁNEO: AGUA FRÍA, FURIA HIRVIENDO

La expectación se palpa en el aire cuando un operario del parque se acerca con un cubo de agua fría a un tubo metálico incrustado en el suelo. La escena no puede ser más sencilla, y sin embargo, el público no sabe qué esperar de ese simple agujero en el suelo, generando un silencio cargado de curiosidad en esta singular isla conejera. Nadie está preparado para la demostración de fuerza que está a punto de desatarse.

En el momento en que el agua se vierte en el agujero, el líquido se vaporiza al instante y sale disparado hacia el cielo en una columna de vapor atronadora a 100ºC, un recordatorio brutal del infierno que se cuece bajo nuestros pies en Lanzarote. El grito ahogado de los presentes es unánime, una mezcla de susto y asombro ante una de las mejores vivencias de su escapada a Canarias.

¿COCINARÍAS UN POLLO SOBRE UN VOLCÁN? AQUÍ SÍ SE PUEDE

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La visita a Timanfaya no estaría completa sin acercarse al restaurante El Diablo, un espacio diseñado por César Manrique donde la cocina es, literalmente, el volcán. Aquí no hay gas ni carbón, sino una parrilla gigante colocada sobre una oquedad volcánica, donde el calor natural que sube de las profundidades cocina la carne y el pescado de forma lenta y constante. Es la barbacoa definitiva en esta tierra de fuego.

Comer aquí es mucho más que una simple comida; es una conexión directa con la naturaleza más salvaje de la isla. Mientras disfrutas de las vistas panorámicas del parque nacional, saboreas un plato cocinado por el aliento de un volcán dormido, algo que convierte la experiencia en Timanfaya en un recuerdo imborrable. Es la prueba de que el ingenio humano puede aliarse con la fuerza más primigenia.

LA LLAMA QUE NACE DE LA NADA: MAGIA O CIENCIA

El asombro continúa con un gesto que parece sacado de un truco de magia, pero que es pura ciencia en este paraíso volcánico. El guía coge un manojo de aulaga seca, una planta local, y lo introduce en un hoyo poco profundo, y en apenas unos segundos la paja arde espontáneamente sin ninguna ayuda, creando una llamarada que ilumina los rostros atónitos de los espectadores.

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La explicación es tan simple como fascinante, aquí no hay ningún truco. Simplemente, la temperatura del suelo a esa escasa profundidad supera los 400 grados centígrados, el punto de autoinflamación de la materia vegetal. Es la demostración más clara y visual de que en esta isla diferente el calor del interior de la Tierra está, literalmente, a flor de piel.

LA CICATRIZ VIVA: ¿PODRÍA VOLVER A PASAR?

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Estos fenómenos que se muestran a diario en Timanfaya no son solo trucos para turistas. Son mucho más que eso, son una lección de humildad frente al poder de la geología planetaria, un fenómeno que nos recuerda que la superficie que pisamos es solo una fina capa sobre un océano de magma. La geología de Canarias se manifiesta aquí con una fuerza que impresiona.

Al final de la visita te marchas con la certeza de haber pisado un ser vivo, un lugar con pulso propio que respira vapor y fuego. Tras visitar Lanzarote de esta manera, la sensación que perdura no es de miedo, sino de un profundo respeto por la fuerza de la naturaleza, porque Lanzarote te susurra que la energía que la creó sigue latente, esperando pacientemente su momento bajo el manto estrellado del Atlántico.

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