El mercado de armamento y tecnología militar va a ser uno de los más importantes dentro de nuestras fronteras y también en la Unión Europea. El sector está revuelto con fusiones y compras críticas y al borde de la legalidad, el pastel a repartir es grande y todos quieren el trozo más grande. Por este motivo, según ha podido conocer MONCLOA.COM varias empresas españolas de las consideradas grandes dentro del sector se han puesto nerviosa y mediante mail y en reuniones han pedido y advertido a sus empleados que no filtren informaciones a la prensa que puedan complicar sus gestiones, restando así claridad de las mismas ante la opinión pública.
Y es que este 2025 sin duda alguno será recordado, entre otras cosas, por el ‘boom’ de la industria armamentística en Europa, algo que se llevaba gestando desde un poco antes de la pandemia y que la invasión de Ucrania aceleró. Todo ello bajo los intereses geoeconómicos de Estados Unidos que busca una salida para su industria armamentística, para seguir de esta forma, alimentando su economía. Con esta situación y en el actual momento las empresas del sector españolas están extremando sus medidas de seguridad para evitar filtraciones del dinero que les va a llover para poder llevar a cabo este rearme europeo. Poniendo especial atención en los proyectos para mejorar nuestro Ejército.
En este sentido, hay que recordar que el plan de rearme de España incluye el lanzamiento del Plan Industrial y Tecnológico para la Seguridad y la Defensa, que se está impulsando en 2025 con una inversión inicial de más de 10.000 millones de euros para mejorar las Fuerzas Armadas y modernizar sus equipos. Además, España se ha comprometido a destinar el 2% de su PIB a la seguridad y defensa a partir de 2025, cumpliendo así con el objetivo establecido por la OTAN. Un hecho que desde la propia Alianza Atlántica ya han reconocido, aunque la exigencia ahora se centrará en que los países miembros de la Alianza lleguen al 5%, pasando por un 3% inicial, unos números a los que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, no quiere llegar.

Una negativa del presidente español que para muchos analistas proviene por la presión de los socios que sostienen aún a Sánchez al frente de España. Los cuales se oponen frontalmente a cualquier aumento del gasto militar en España por diversos motivos ideológicos y sociales, dentro de la amalgama de ideas y corrientes que aglutina la coalición que lideran los socialistas españoles. Pero en realidad es otro ‘teatrillo’ del presidente del Gobierno, como ya se lo recordaron sus homónimos de la OTAN el día que se firmaron los tratados para aumentar hasta el 5% del PIB, que se extrañaron de las palabras de Sánchez, cargando contra el aumento de las aportaciones en los medios de comunicación españoles, mientras que por otro lado firmaba esos acuerdos sin oponerse.
TOMA DE PRECAUCIONES
Con estas circunstancias está claro que todas las compañías que dominan y trabajan en España dentro del sector de Defensa llevan unos meses tomando posiciones para ir rascando del dinero que desde la cartera que dirige Margarita Robles están gestionando. Una cifra grande: 11.000 millones de euros, más o menos. Y varias grandes del mercado español aspirando a los contratos, con un panorama de mercado marcado por el intento de evitar comprar armamento americano, por un lado, mientras que por otro con un veto contra el comercio de armas y tecnología de defensa de Israel, un estado con el que se mantenían varios contratos importantes para ese Plan de rearme de nuestro Ejército.
Entre esos proyectos los varias veces mencionados en este periódico: Lanzacohetes Silam y los misiles anticarros Spike LR2. Unos contratos que está semana se han anulado a la espera de ver que tipo de compensaciones irán a parar las demandas de las empresas israelíes contratadas, otro frente abierto para el débil Ejecutivo de Sánchez. Una indemnización fuerte puede tener un coste electoral alto para el PSOE.

Una situación que puede desatar un escándalo en Defensa, porque según ha podido conocer este medio de comunicación la compra de ese material israelí anulado podría hacerse mediante el uso de «empresas pantalla». Adquiriendo de esta forma la tecnología de misiles y lanzacohetes, eludiendo así un litigio multimillonario y el citado coste electoral para los socialistas españoles.
La estrategia, supuestamente usada ya en otras ocasiones, es simple: una compañía extranjera adquiere el material y lo revende a España como propio. Históricamente, se han usado empresas checas y eslovacas para sortear vetos políticos e ideológicos. Sin embargo, la actual restricción de la Unión Europea al comercio con Israel ha forzado un cambio de planes.
Ahora, se barajan países fuera de Europa para obtener los misiles Silam y Spike. Esta decisión, según algunas fuentes, podría contar incluso con la aprobación de socios de Gobierno como Sumar, a pesar de su postura ideológica. La trama pone de manifiesto la complejidad de la política exterior y de defensa del país, que parece dispuesta a todo para conseguir tecnología clave. «España no es país para lanzacohetes», aseguran las fuentes, subrayando la paradoja de estas negociaciones secretas.