Ozempic se ha consolidado en los últimos años como uno de los medicamentos estrella en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Su principio activo, la semaglutida, actúa sobre la saciedad y el metabolismo, lo que ha permitido a miles de pacientes controlar mejor su peso y reducir riesgos asociados. Sin embargo, la historia de este fármaco parece ir mucho más allá de la pérdida de kilos o la protección cardiovascular, ya que la ciencia empieza a explorar su eficacia en ámbitos tan complejos como las adicciones.
Un estudio realizado por universidades de Suecia y Estados Unidos ha despertado un enorme interés al demostrar que Ozempic puede reducir de manera significativa la búsqueda de cocaína en modelos animales. Aunque los ensayos en humanos aún no han comenzado, los resultados sitúan a la semaglutida como un posible tratamiento para un trastorno que afecta a millones de personas y que, hasta el momento, carece de opciones farmacológicas eficaces.
2La magnitud del problema del consumo de cocaína

Los datos sobre el consumo de cocaína en Europa reflejan la gravedad del problema. La Agencia Europea de Medicamentos calcula que alrededor de 2,7 millones de jóvenes entre 15 y 34 años la consumen, lo que supone un 2,5% de la población de esa franja de edad. En España, la situación es aún más preocupante con un 13% de los ciudadanos entre 15 y 64 años que ha probado esta droga, muy por encima de países como Francia o Países Bajos.
El panorama se complica con el consumo combinado de cocaína y alcohol, que afecta a nueve de cada diez jóvenes consumidores en España. Este binomio, cada vez más habitual en contextos de ocio, incrementa los riesgos cardiovasculares, neurológicos y psicológicos. En este escenario, que carece de fármacos efectivos para abordar la adicción, la posibilidad de que Ozempic se convierta en un tratamiento marca un hito prometedor.