Ozempic se ha consolidado en los últimos años como uno de los medicamentos estrella en el tratamiento de la diabetes tipo 2 y la obesidad. Su principio activo, la semaglutida, actúa sobre la saciedad y el metabolismo, lo que ha permitido a miles de pacientes controlar mejor su peso y reducir riesgos asociados. Sin embargo, la historia de este fármaco parece ir mucho más allá de la pérdida de kilos o la protección cardiovascular, ya que la ciencia empieza a explorar su eficacia en ámbitos tan complejos como las adicciones.
Un estudio realizado por universidades de Suecia y Estados Unidos ha despertado un enorme interés al demostrar que Ozempic puede reducir de manera significativa la búsqueda de cocaína en modelos animales. Aunque los ensayos en humanos aún no han comenzado, los resultados sitúan a la semaglutida como un posible tratamiento para un trastorno que afecta a millones de personas y que, hasta el momento, carece de opciones farmacológicas eficaces.
3Un horizonte prometedor para la ciencia

Aunque los resultados en humanos aún son inciertos, los expertos subrayan la importancia de este avance. Investigadores como Christian Hendershot, del Instituto de Adicciones de la Universidad del Sur de California, señalan que los agonistas del receptor GLP-1, entre ellos Ozempic, podrían convertirse en una herramienta clínica de gran relevancia para tratar la dependencia de estimulantes. Se trata de un campo en el que hasta ahora las alternativas terapéuticas eran muy limitadas.
Los hallazgos, publicados en ‘European Neuropsychopharmacology’, abren un nuevo camino para la investigación en adicciones. Si bien todavía falta comprobar su eficacia y seguridad en humanos, el potencial de Ozempic para reducir la vulnerabilidad a la cocaína y a otras sustancias refuerza la idea de que este medicamento está destinado a ser mucho más que un fármaco para perder peso. El reto ahora será trasladar la esperanza de los laboratorios a los pacientes que buscan una salida frente a la dependencia.