El Ratatouille casero no es solo un plato provenzal, es una forma de rendir homenaje a la cocina sencilla que nace del campo francés y que, con pocos ingredientes, logra un sabor inolvidable. No hace falta viajar hasta Niza o Marsella para disfrutarlo; con unas verduras frescas y algo de paciencia, cualquiera puede llevar este clásico a su mesa.
El Ratatouille casero tiene esa magia que combina lo saludable con lo reconfortante. Es ligero pero lleno de matices, y se adapta tanto como guarnición de carnes o pescados como en protagonista absoluto de un menú vegetariano. Si alguna vez pensaste que las verduras no podían emocionar, este plato es la prueba de lo contrario.
2Preparación paso a paso para un resultado perfecto

Lo primero que debes hacer es lavar bien todas las verduras, y luego cortarlas en rodajas finas o en cubos, ya depende de la presentación que quieras darle al plato. Para un Ratatouille casero más tradicional, las rodajas finas dispuestas en forma de espiral en la fuente quedan espectaculares y muy vistosas, así que puedes irte por esa opción.
Una vez estén listas, sofríe primero la cebolla y el ajo con un chorrito de aceite de oliva hasta que se doren ligeramente. Luego, coloca las verduras en capas alternadas o en círculo dentro de una fuente apta para horno. Salpimenta, añade las hierbas provenzales y un buen hilo de aceite antes de tapar con papel de aluminio y hornear a temperatura media durante unos 40 minutos.