Laura Montes, psicóloga infantil, avisa: «Discord es el nuevo ‘after’ de los adolescentes, pero sin supervisión alguna»

Una aplicación que nació para 'gamers' y hoy es el centro social de millones de adolescentes en sus habitaciones. Los peligros ocultos que van más allá del tiempo frente a la pantalla y que muchos padres desconocen.

Entender qué es Discord se ha convertido en la nueva asignatura pendiente para una generación de padres que creía tenerlo todo bajo control con Instagram y TikTok. De repente, nuestros hijos hablan de “servidores” y “canales” con una naturalidad que nos deja fuera de juego, mientras se sumergen en esta plataforma de comunicación. Tal y como avisa la psicóloga infantil Laura Montes, su atractivo reside en que ofrece un espacio privado donde los jóvenes sienten que tienen el control absoluto. ¿Pero qué ocurre cuando esa libertad se convierte en un riesgo invisible?

La advertencia de Montes es demoledora: «Es el nuevo ‘after’, pero sin supervisión alguna». Y es que el gran peligro de Discord no reside tanto en la herramienta en sí, sino en el desconocimiento de los adultos sobre su funcionamiento. Imagina un local gigantesco con infinitas salas, algunas privadas y otras de acceso libre, donde no hay porteros ni control de edad. Lo que más preocupa a los expertos es que muchos padres desconocen que sus hijos interactúan con desconocidos en servidores públicos sin ningún tipo de filtro. El verdadero desafío acaba de empezar.

¿QUÉ ES EXACTAMENTE ESE LUGAR DONDE «QUEDAN» TUS HIJOS?

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El origen de Discord se encuentra en el mundo de los videojuegos, un universo que muchos adultos todavía observan con cierta distancia. Nació como la solución perfecta para que los equipos de ‘gamers’ pudieran comunicarse por voz mientras jugaban, de forma fluida y sin interrumpir la partida. Por eso, en sus inicios era un chat para jugadores, ya que su función principal era coordinar estrategias en tiempo real mediante chat de voz y texto. Era, en esencia, un ‘walkie-talkie’ vitaminado para el siglo XXI.

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Pero lo que empezó como un nicho ha explotado hasta convertirse en un fenómeno social imparable, colonizando los ordenadores y móviles de millones de jóvenes. El universo de Discord ha trascendido las partidas para ser el nuevo parque, la nueva plaza del pueblo donde quedar después de clase. En este espacio virtual se crean grupos de amigos del instituto, se comparten memes, se escucha música o, incluso, se organizan para hacer los deberes juntos, porque los adolescentes lo han adoptado como su refugio digital personalizable y alejado de la mirada adulta.

EL IMÁN INVISIBLE: ¿POR QUÉ LES ATRAE TANTO?

La clave de su éxito masivo entre los jóvenes no es casualidad; responde a necesidades emocionales y sociales muy profundas de esa etapa vital. Esta aplicación de mensajería les ofrece algo que otras redes sociales más convencionales, como Instagram, ya no les dan. La principal fuerza de su éxito es esa sensación de pertenencia a un grupo, ya que les permite crear o unirse a pequeñas tribus digitales basadas en intereses muy específicos, desde el manga hasta la música k-pop o la programación.

Para entender la estructura de Discord, hay que visualizarla de una forma muy sencilla y gráfica. Funciona a través de “servidores”, que son como grandes clubes sociales o casas temáticas a las que te unes por invitación o porque son públicas. Dentro de cada club, la vida se organiza en “canales”, que no son más que las distintas habitaciones de esa casa, cada una con un propósito, ya que cada servidor se organiza en ‘canales’ de texto o voz, similares a las habitaciones de esa casa.

LA CARA B DE LA LIBERTAD: LOS RIESGOS QUE NO SE VEN A SIMPLE VISTA

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El anonimato en Discord es una de sus características fundacionales y, a la vez, uno de sus mayores problemas de seguridad. A diferencia de otras redes donde el perfil está más o menos ligado a una identidad real, aquí basta un correo y un apodo para entrar. El primer gran riesgo de este entorno digital es que cualquiera puede crearse un perfil falso y ocultar su verdadera identidad y sus intenciones, lo que abre la puerta a depredadores, acosadores o estafadores que buscan víctimas vulnerables.

Más allá de los perfiles falsos, la exposición a contenidos inadecuados es una amenaza constante y muy real. Mientras que en los servidores privados de amigos el ambiente suele ser seguro, los servidores públicos son un territorio sin ley. En los rincones menos recomendables de Discord es alarmantemente fácil toparse con material no apto para menores, pues desde lenguaje explícito y violencia gráfica hasta discursos de odio o material para adultos están al alcance de un clic. Es la cara más oscura de esa libertad sin vigilancia.

DE LA PROHIBICIÓN A LA CONVERSACIÓN: EL MANUAL PARA PADRES PERDIDOS

La primera reacción de cualquier padre o madre al descubrir estos riesgos es la de cortar por lo sano: prohibir el acceso y desinstalar la aplicación. Sin embargo, los psicólogos advierten que esta medida suele ser un error. Prohibir su uso sin más es a menudo contraproducente; la estrategia más efectiva, aunque requiera más esfuerzo, es iniciar una conversación honesta sobre los riesgos y establecer límites claros de forma consensuada, demostrando interés por su mundo en lugar de rechazo.

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Afortunadamente, no estamos completamente indefensos ante la tecnología. La propia aplicación de Discord ofrece algunas herramientas de control parental que, aunque básicas, son un primer paso fundamental. Se puede y se debe explorar el menú de “Privacidad y seguridad” junto a ellos, porque es vital configurar los filtros para decidir quién puede enviarles mensajes directos o añadirles como amigos, limitando así el contacto con desconocidos. Esta configuración es nuestro primer escudo protector.

EDUCAR, NO VIGILAR: LA CLAVE PARA UN USO RESPONSABLE Y SEGURO

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La verdadera batalla no se libra en el control de una aplicación, sino en la educación digital a largo plazo. Un uso seguro de Discord depende menos de la vigilancia parental y más de la capacidad del adolescente para protegerse. El objetivo no es espiar cada uno de sus movimientos, sino dotarles de las herramientas para que lo hagan solos, ya que la clave es que desarrollen un pensamiento crítico para saber identificar situaciones de peligro por sí mismos, como reconocer un perfil sospechoso o saber cómo actuar ante el ciberacoso.

En definitiva, se trata de cambiar el enfoque. En lugar de ver Discord como el enemigo a batir, podemos entenderlo como una oportunidad para educar en responsabilidad digital. Confiar en ellos no significa desentenderse, sino acompañarles en su socialización y en su ocio, pues entender su mundo es el primer paso para ayudarles a navegarlo con seguridad y autonomía. Al final, el objetivo es que ese «after» sin supervisión se convierta en un espacio de encuentro donde sepan cuidarse solos.

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