Procrastinar es una de las trampas más comunes de nuestro día a día. Todos hemos vivido ese momento en el que una tarea pendiente parece más grande de lo que realmente es y la vamos aplazando una y otra vez. Lo que empieza con un simple “luego lo hago” se convierte en horas perdidas y, en muchos casos, en una sensación de culpa que acompaña el resto de la jornada.
Sin embargo, la buena noticia es que existe un truco sencillo que utilizan muchas personas exitosas y que ha sido respaldado por psicólogos y expertos en productividad: la llamada regla de los 10 minutos. Una técnica práctica que no requiere grandes esfuerzos y que puede ser la solución definitiva para quienes sienten que la procrastinación les está ganando terreno.
1Un método tan simple como empezar

La esencia de la regla es directa, y es que en lugar de obligarse a terminar una tarea completa, se propone trabajar en ella solo durante diez minutos. Este tiempo limitado reduce la resistencia inicial y engaña al cerebro, que deja de ver la actividad como un reto enorme y empieza a percibirla como algo manejable.
Procrastinar se alimenta del miedo a lo grande, pero cuando el objetivo es pequeño, desaparece la excusa para no empezar y desaparece ese miedo como tal. Una vez en marcha, la mayoría descubre que no solo es posible continuar más allá de los diez minutos, sino que incluso se hace más fácil de lo esperado gracias a la sensación de logro inmediato que genera el arranque.