Procrastinar es una de las trampas más comunes de nuestro día a día. Todos hemos vivido ese momento en el que una tarea pendiente parece más grande de lo que realmente es y la vamos aplazando una y otra vez. Lo que empieza con un simple “luego lo hago” se convierte en horas perdidas y, en muchos casos, en una sensación de culpa que acompaña el resto de la jornada.
Sin embargo, la buena noticia es que existe un truco sencillo que utilizan muchas personas exitosas y que ha sido respaldado por psicólogos y expertos en productividad: la llamada regla de los 10 minutos. Una técnica práctica que no requiere grandes esfuerzos y que puede ser la solución definitiva para quienes sienten que la procrastinación les está ganando terreno.
2Qué ocurre en el cerebro cuando dejamos de procrastinar

Cuando posponemos tareas, el sistema límbico, encargado de las emociones, busca distracciones que nos produzcan placer instantáneo, como mirar el móvil o navegar por redes sociales. Sin embargo, al dar el primer paso con la regla de los 10 minutos, entra en acción la corteza prefrontal, la parte del cerebro responsable de la lógica y la planificación.
El cambio no es menor, pues al superar esa barrera inicial, el cerebro libera dopamina, la hormona vinculada a la motivación. Esa pequeña dosis de satisfacción es la que convierte una tarea que parecía insoportable en algo mucho más llevadero. Así, lo que parecía otro episodio de procrastinar termina transformándose en una sesión productiva sin apenas darse cuenta.