«Congelar el pan de esta manera es un crimen», Clara Mendiola (51), nutricionista, explica el método para que parezca recién hecho

La técnica correcta implica una doble capa: primero film transparente bien apretado y luego papel de aluminio. Para descongelarlo, el horno a temperatura media con un toque de humedad le devuelve la textura crujiente.*

Congelar el pan es ese gesto casi automático que todos hacemos para salvar esa barra que sobró o para tener siempre una reserva a mano. Sin embargo, lo que parece un truco de ahorro infalible puede ser un auténtico desastre culinario, y la nutricionista Clara Mendiola, a sus 51 años, lo califica sin rodeos como «un crimen». ¿Y si te dijera que ese método que llevas usando toda la vida es precisamente el que lo destroza? Sigue leyendo, porque estás a punto de descubrirlo.

La mayoría asumimos que la bolsa de papel o plástico de la panadería es suficiente, pero ahí empieza el problema que arruina la experiencia de conservar el pan en frío. Pocos saben que el aire es el enemigo número uno de una buena congelación, y ese envoltorio original es una autopista directa hacia una textura gomosa y un sabor extraño. La advertencia de Clara Mendiola no es una exageración; es la clave para cambiarlo todo y empezar a guardar el pan congelado como un verdadero profesional.

EL PECADO CAPITAL EN TU COCINA: EL GESTO QUE ARRUINA TU BARRA

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Meter la barra directamente con su envoltorio original es, según la experta, el núcleo de este «crimen» gastronómico que cometemos a diario. Esa bolsa, ya sea de papel o de plástico fino, no es hermética y permite que la humedad de la miga se escape lentamente y que el aire helado del congelador entre en contacto directo con el pan. Este intercambio es fatal y el primer paso para cargarse por completo el objetivo de mantener la calidad del pan.

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El resultado de esta práctica es doblemente negativo y seguro que te suena familiar. Por un lado, el pan sufre la temida «quemadura por congelación», que se manifiesta en manchas blanquecinas y secas. Por otro, la pérdida de agua interior provoca que, al descongelarse, la miga quede apelmazada y la corteza pierda todo su carácter crujiente. No es de extrañar que Clara Mendiola insista en que esta forma de almacenar pan en frío es un atentado contra un alimento tan básico.

LA CIENCIA OCULTA TRAS UN PAN CHICLOSO: ¿QUÉ LE PASA EN EL HIELO?

No es magia, es pura física. Entender el proceso de retrogradación del almidón es clave para no volver a fallar al congelar el pan y evitar un desastre culinario. Fuente: Freepik
No es magia, es pura física. Entender el proceso de retrogradación del almidón es clave para no volver a fallar al congelar el pan y evitar un desastre culinario. Fuente: Freepik

Lo que ocurre a nivel molecular es fascinante y explica el porqué del fracaso. Al enfriarse, las moléculas de almidón del pan tienden a recristalizarse, un proceso llamado retrogradación que expulsa el agua de la miga. Si no impedimos que esa humedad se escape, el pan se deshidrata de forma irreversible y pierde la esponjosidad que lo caracteriza, un efecto que anula cualquier posibilidad de tener pan fresco tras congelar, tal y como nos advierte la nutricionista.

Es precisamente aquí donde el método de congelación del pan se vuelve crucial. Un mal aislamiento, como el que proporciona la bolsa de la panadería, acelera este proceso de forma dramática. Por eso, la clave para frenar la retrogradación y la pérdida de agua es crear una barrera totalmente hermética que aísle el alimento del ambiente hostil del congelador. Es la única manera de no cometer lo que Clara Mendiola define como un «crimen» contra la buena mesa y evitar el pan chicloso.

EL DOBLE ESCUDO PROTECTOR: LA TÉCNICA QUE LO CONSERVA PERFECTO

La solución es más sencilla y barata de lo que imaginas. Presta atención al método definitivo para congelar el pan que garantiza una corteza crujiente y una miga esponjosa. Fuente: Freepik

El primer paso del método infalible es envolver el pan, ya sea entero o en porciones, en film transparente de cocina. No tengas miedo de usar varias vueltas y asegúrate de que quede bien apretado, sin burbujas de aire. Con este simple gesto, creas una primera barrera de protección que sella la humedad dentro de la miga y evita que el pan se seque. Este es el verdadero secreto del método de congelación del pan que usan los expertos.

Pero para que la protección sea total, falta un segundo paso que lo blinda por completo. Una vez envuelto en film, cúbrelo con una capa de papel de aluminio, ajustándola bien a su forma. ¿Por qué este doble escudo? Porque el papel de aluminio añade una segunda capa aislante que lo protege de la luz, de los olores de otros alimentos y de las quemaduras por congelación. Es la armadura definitiva para que el pan sobreviva intacto, el truco para lograr el secreto de un pan crujiente.

EL MOMENTO DE LA VERDAD: TRUCOS PARA UNA DESCONGELACIÓN DE PANADERÍA

Has hecho bien la primera parte, pero el último paso es crucial. Una mala descongelación puede arruinarlo todo, así que toma nota para no estropear tu esfuerzo al congelar el pan. Fuente: Freepik
Has hecho bien la primera parte, pero el último paso es crucial. Una mala descongelación puede arruinarlo todo, así que toma nota para no estropear tu esfuerzo al congelar el pan. Fuente: Freepik

Olvídate del microondas, que solo consigue cocer la miga y dejarla gomosa en segundos. Para devolverle la vida a tu pan, el horno es tu mejor aliado y el método que recomienda Clara Mendiola para un resultado profesional. Precaliéntalo a unos 180-200 °C, humedece ligeramente la superficie del pan con un poco de agua y hornéalo durante unos 5 o 10 minutos, hasta que la corteza vuelva a estar dorada y crujiente. Así consigues recuperar la textura del pan original.

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Si no tienes prisa, también puedes dejarlo descongelar a temperatura ambiente, siempre sin los envoltorios, sobre una rejilla para que el aire circule y no se humedezca la base. Tardará entre una y tres horas, dependiendo del tamaño. En este caso, un golpe final de horno de apenas un par de minutos le devolverá el toque crujiente definitivo. Con estos trucos para descongelar la barra de pan, nadie notará que ha pasado por el congelador.

¿Y SI ES PAN DE MOLDE? ADAPTA EL MÉTODO A CADA TIPO DE PAN

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La gran ventaja del pan de molde es que ya viene rebanado, lo que facilita mucho su uso diario. Aquí, el «crimen» del que habla Clara Mendiola sería volver a congelar el bloque entero una vez abierto. Lo ideal es asegurarse de que las rebanadas estén bien separadas para poder coger solo las que necesites y aplicar igualmente el doble envoltorio, o usar bolsas de congelación con cierre zip, extrayendo todo el aire posible antes de sellarlas. Así podrás conservar el pan en el congelador durante semanas.

Al final, el principio es universal y se aplica a cualquier tipo, desde una hogaza de masa madre a unos panecillos de hamburguesa. La clave es proteger el producto del aire y de la pérdida de humedad. Dominar esta técnica no solo te ahorrará dinero, sino que te permitirá disfrutar siempre de un pan de calidad. Porque evitar que un alimento tan noble acabe en la basura es el mayor acto de respeto en la cocina, transformando el simple gesto de guardar pan congelado en una declaración de intenciones.


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