Las dolencias vuelven a escena con la llegada del nuevo curso escolar. El regreso a las aulas trae ilusión, mochilas cargadas de libros y reencuentros, pero también supone la exposición de los niños a un entorno donde los virus y bacterias encuentran las condiciones perfectas para propagarse. El contacto constante entre compañeros, los espacios cerrados y la humedad propia del otoño se convierten en factores que favorecen la aparición de enfermedades que se repiten año tras año.
Estas dolencias no siempre son graves, pero sí generan preocupación en las familias y en los centros educativos, ya que afectan al bienestar de los más pequeños y, en muchos casos, obligan a ausencias escolares. Reconocerlas a tiempo y saber cómo actuar resulta fundamental para evitar contagios masivos y garantizar una vuelta al cole más segura.
1Las infecciones de la piel son las protagonistas silenciosas

Entre las dolencias más comunes en la vuelta al cole destacan las infecciones cutáneas, que suelen sorprender a padres y profesores por su rapidez de propagación. El impétigo es la más conocida y se presenta en niños de entre 3 y 12 años, manifestándose en forma de costras amarillentas o pequeñas ampollas en la cara y en las extremidades. Altamente contagiosa, requiere tratamiento antibiótico y la recomendación de mantener al niño en casa al menos 48 horas para cortar la cadena de transmisión.
Otra infección de la piel que gana terreno en las aulas es el molusco contagioso. Esta dolencia, aunque benigna, deja a su paso pequeños granitos redondos y brillantes que suelen picar, pero no provocan dolor. No es necesario apartar al niño de la escuela, aunque sí resulta esencial reforzar la higiene diaria para evitar que el virus se extienda al resto de la clase. Pequeñas medidas como no compartir toallas o ropa marcan la diferencia en su control.