La energía con la que arrancamos el día depende en gran medida de lo que elegimos para desayunar. Aunque muchas veces se subestima, la primera comida del día no solo sacia el hambre, sino que marca el ritmo de nuestra productividad, concentración y bienestar. Apostar por opciones ligeras pero nutritivas puede ser la clave para mantenernos activos durante toda la mañana sin caer en el cansancio prematuro y sin necesidad de recurrir a estimulantes que solo ofrecen un alivio momentáneo.
En los últimos años, se ha demostrado que no se trata de comer mucho al empezar la jornada, sino de seleccionar alimentos que favorezcan la digestión y aporten los nutrientes adecuados. Una elección acertada puede mejorar la energía, evitar la pesadez y dar la vitalidad suficiente para rendir tanto en el trabajo como en los estudios o en cualquier actividad cotidiana. Por eso, cada vez más nutricionistas recomiendan prestar atención a este momento del día y no dejarlo en manos de la improvisación.
2Mantén tu energía con alimentos ligeros
Otro punto clave para que la energía no decaiga es evitar desayunos excesivamente pesados. Bollería industrial, frituras o embutidos grasos pueden provocar una digestión lenta, somnolencia y sensación de hinchazón, algo que muchos confunden con cansancio pero que en realidad es un efecto del exceso de grasas y azúcares. Por el contrario, apostar por ingredientes ligeros permite que el cuerpo utilice la energía para las tareas diarias en lugar de gastarla en una digestión complicada.
Un ejemplo práctico es un bol de yogur con avena, semillas y fruta de temporada, que no solo resulta delicioso, sino que también se digiere fácilmente y ofrece un equilibrio perfecto de nutrientes. Este tipo de preparaciones aportan lo necesario para empezar el día con buen pie, sin sobrecargar el organismo y favoreciendo un estado de ligereza que se agradece durante la mañana. También son opciones rápidas de preparar, lo que las convierte en aliadas de quienes tienen poco tiempo antes de salir de casa.
