La costumbre japonesa que sorprende a miles de turistas cada año es algo muy normal para todos los locales, y se trata de no dejar propina en bares, restaurantes o taxis. Lo que para los quienes viven ahí es parte de su vida cotidiana, para los visitantes occidentales se convierte en motivo de asombro, curiosidad e incluso desconcierto. En países donde la propina es casi obligatoria, resulta impactante descubrir que en Japón puede llegar a considerarse un gesto de mala educación.
Este fenómeno cultural va más allá de lo anecdótico, porque habla de un país que ha sabido conservar prácticas muy arraigadas mientras se abre al turismo masivo. Cada año, los extranjeros que recorren Japón se enfrentan a la misma escena, en donde intentan dejar unas monedas o billetes extra y el camarero los rechaza con una sonrisa y un gesto educado. Aunque la explicación está al alcance de cualquiera que investigue un poco, la sorpresa inicial nunca deja de repetirse.
1Una costumbre japonesa que desconcierta a primera vista

La costumbre japonesa de no aceptar propinas llama la atención porque se presenta de manera pública, visible y natural. Para muchos turistas es un choque inmediato descubrir que un gesto considerado amable en su país de origen puede interpretarse como ofensivo en Japón. Esa diferencia cultural hace evidente que lo normal en un lugar puede ser completamente inesperado en otro.
Lejos de ser un simple detalle, esta costumbre refleja valores profundamente arraigados en la sociedad nipona. El servicio en Japón se entiende como parte del trabajo bien hecho, por lo que los empleados no esperan un pago adicional más allá del precio acordado. Comprender esto permite ver la lógica cultural detrás de la práctica y transforma el desconcierto inicial en admiración por un sistema basado en la dignidad y el respeto.