El café no solo se ha convertido en una de las bebidas más consumidas del mundo, también ha sido un punto de encuentro, debate y cultura desde hace siglos. Su llegada a Europa cambió la forma en la que las personas se relacionaban, ofreciendo un espacio distinto al de las tabernas y marcando el inicio de lo que hoy entendemos como vida social urbana.
El primer café que abrió en Europa dejó una huella que fue más allá de la simple venta de una bebida caliente. Supuso un cambio en las costumbres sociales y en el intercambio de ideas, creando un ambiente que reunía a personas de distintas clases y oficios alrededor de una mesa. Aquel momento fue clave para entender cómo la cultura del café se extendió rápidamente por el continente.
1El café llega a Venecia

El café hizo su entrada oficial en Europa en el siglo XVII y el lugar elegido fue Venecia, una ciudad acostumbrada al comercio y a recibir productos exóticos de Oriente. Se dice que en 1645 abrió allí la primera cafetería, aprovechando la curiosidad de los venecianos por esta nueva bebida que llegaba desde el mundo árabe y otomano. Su sabor fuerte y su capacidad de mantener a la gente despierta lo convirtieron en una alternativa novedosa frente al vino o la cerveza, que eran las bebidas más comunes en la época.
En poco tiempo, el hecho de consumir esta bebida se transformó en un ritual. No solo se iba a beberlo, sino a conversar, intercambiar noticias y debatir ideas. El ambiente de los cafés venecianos pronto atrajo a comerciantes, intelectuales y artistas, que vieron en este espacio un lugar distinto, más ordenado y estimulante que las tabernas tradicionales.