El último aviso de la DGT pone el foco en un gesto tan cotidiano como peligroso, una costumbre que el frío y los días cortos convierten en una auténtica ruleta rusa para tu cartera y tu seguridad. Y es que, ¿quién no se ha confiado alguna vez a la tecnología de su coche? Precisamente ahí, en esa confianza ciega, reside un riesgo que puede acarrear multas de hasta 600 euros y que la mayoría de conductores pasa por alto. Sigue leyendo, porque es muy probable que tú también lo estés haciendo.
La llegada del invierno transforma por completo las condiciones en la carretera, y la Dirección General de Tráfico lo sabe bien, por eso insiste en la importancia de un elemento clave: la visibilidad. Pero no se trata solo de encender las luces sin más, sino de saber cuáles y cuándo, ya que un mal uso del sistema de alumbrado es el origen de miles de sanciones anuales que se podrían evitar con un simple gesto manual. ¿Estás seguro de que sabes cómo usar correctamente las luces de tu vehículo?
¿POR QUÉ UN SIMPLE GESTO PUEDE COSTARTE TAN CARO?

La tecnología nos ha hecho la vida más fácil, pero también más confiada. La mayoría de coches modernos equipan un modo «Auto» en las luces que nos libera de pensar, pero este sistema tiene sus lagunas. La DGT advierte de que estos sensores reaccionan a la luz ambiental, pero no a condiciones meteorológicas adversas como la niebla, la lluvia intensa o una nevada durante el día, momentos en los que es obligatorio por seguridad vial llevar encendido el alumbrado de cruce para ser vistos correctamente.
Dejar que el coche «decida» por ti en estas situaciones es un error de bulto. El Reglamento General de Circulación es muy claro al respecto y la responsabilidad final siempre recae en el conductor, no en el vehículo. Por eso, desde la DGT se recalca que ante la más mínima duda o situación de baja visibilidad, por leve que parezca, la acción correcta es activar manualmente las luces de cruce, garantizando así que otros usuarios de la vía puedan verte a una distancia segura.
EL ‘MODO AUTO’: TU MEJOR AMIGO Y TU PEOR ENEMIGO
Este sistema es un aliado formidable en túneles o al caer la noche, pero puede convertirse en una trampa mortal en otras circunstancias. Confiarle toda la responsabilidad es un error que la DGT señala constantemente, especialmente cuando se trata de la seguridad al conducir en invierno. El automatismo es cómodo, sí, pero la tecnología no es infalible y no puede sustituir el juicio del conductor ante unas condiciones que cambian en cuestión de segundos en la carretera.
La normativa de circulación no deja lugar a interpretaciones: el conductor debe adaptar su conducción y los elementos del vehículo a las circunstancias del momento. Pensar que el modo automático se ocupa de todo es uno de los fallos más extendidos, pero la DGT es tajante. Lo que para ti es un simple despiste, para los agentes de la autoridad es una infracción sancionable porque compromete la seguridad de todos los que comparten el asfalto contigo durante el viaje.
LAS LUCES ANTINIEBLA: LAS GRANDES OLVIDADAS (Y MAL UTILIZADAS)

Aquí entramos en otro de los grandes campos de batalla de la DGT: el alumbrado antiniebla. La luz trasera, esa potente y solitaria luz roja, solo y exclusivamente debe usarse en condiciones de visibilidad muy desfavorables, como niebla densa, lluvia muy intensa o fuerte nevada. Encenderla con una simple llovizna es motivo de una multa de 200 euros por deslumbramiento, una de las sanciones viales más habituales y molestas para el resto de conductores.
Con las luces antiniebla delanteras ocurre algo parecido. Son un refuerzo fantástico, pero no un adorno estético para llevar encendido en cualquier momento. Su función es iluminar los laterales de la calzada en condiciones de baja visibilidad, pero su uso indebido puede ser contraproducente. La DGT recuerda que abusar de ellas sin que la situación lo requiera también puede ser objeto de multas de tráfico, ya que no están diseñadas para una conducción normal y pueden deslumbrar si no se usan correctamente.
NO ES SOLO LA MULTA, ES LA SEGURIDAD DE TODOS
Más allá del coste económico, que duele, lo que realmente está en juego es evitar un accidente. La diferencia entre ser visto y no ser visto es, literalmente, la diferencia entre un susto y una tragedia. La insistencia de la DGT no es un capricho recaudatorio, es una cuestión de pura lógica. Un vehículo gris en un día de lluvia y niebla sin las luces puestas es un coche fantasma hasta que lo tienes demasiado cerca, y para entonces puede ser demasiado tarde para reaccionar.
Cada vez que te pones al volante, compartes un espacio con peatones, ciclistas y otros vehículos. Tu responsabilidad es máxima, y un gesto tan simple como girar un mando puede salvar vidas. La próxima vez que llueva o haya niebla, no te preguntes si tu coche ha encendido las luces, pregúntate si te están viendo bien. El recordatorio de la DGT es claro: la anticipación y la prudencia son tus mejores herramientas para evitar un riesgo de accidente completamente innecesario.
LA GUÍA DEFINITIVA PARA NO EQUIVOCARTE ESTE INVIERNO

La regla de oro que la DGT no se cansa de repetir es sencilla y fácil de memorizar: «ver y ser visto». Ante cualquier situación que no sea un día completamente despejado, acostúmbrate a encender las luces de cruce de forma manual. Este simple gesto te hará visible para todos y te evitará problemas, tanto en un control rutinario como en la próxima inspección técnica. Recuerda que un sistema de alumbrado defectuoso es una falta grave en la ITV.
En definitiva, la tecnología está para ayudar, no para sustituir nuestro sentido común. La próxima vez que arranques el coche en un día gris, piensa en este aviso de la DGT y en las posibles consecuencias de un despiste. No cuesta nada asegurarse, y te puede ahorrar mucho más que dinero. Al final, una conducción segura depende de la suma de pequeños gestos responsables, y el de encender las luces a tiempo es, sin duda, uno de los más importantes de todos.