En un contundente discurso, como en ella es habitual, y en un marco clásico de la capital como es el Fórum Europa, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, lanzó una dura advertencia sobre los riesgos que, a su juicio, enfrenta la democracia liberal en España. Ante un auditorio repleto de personalidades políticas y empresariales, la líder regional no escatimó en críticas hacia el Gobierno central, al que acusó de impulsar una situación «excepcional» que pone en jaque las instituciones del Estado y la convivencia nacional.
Ayuso centró la primera parte de su intervención en la idea de que, cuando una democracia liberal es «secuestrada por proyectos autoritarios», el declive es un proceso lento pero inexorable. «Sorbo a sorbo», afirmó, se pierden los pilares fundamentales de una sociedad libre. La exigencia a los gobernantes, el respeto por la ley, la pluralidad y la calidad de los servicios públicos se desmoronan, mientras que la separación de poderes, la iniciativa privada y la libertad se ven comprometidas. La consecuencia final, según la presidenta, es la caída de la convivencia y el compromiso de la prosperidad, lo que hace que «las naciones dejen de ser fiables».
En este contexto, la presidenta de la Comunidad de Madrid señaló directamente al proyecto político que, en su opinión, impulsan los socios del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Un plan de «ruptura» que, en colaboración con lo que ella definió como el «embajador en Cataluña», busca consumar una «República Federal Plurinacional». Para Ayuso, este proyecto pasa por objetivos tan radicales como «acabar con la Corona, la Transición y la Constitución» y llevar a cabo una «descapitalización de la Nación», un concepto que vinculó directamente con el desinterés hacia la ciudad de Madrid como capital del país.

El punto más incisivo de su intervención llegó cuando la presidenta del PP madrileño decidió ilustrar su tesis con un repaso a lo que calificó como una «semana cualquiera» en el «culebrón caribeño» del Palacio de La Moncloa. Con un tono irónico y crítico, desgranó una lista de escándalos que, en su relato, demuestran la supuesta decadencia del poder ejecutivo.
En su recuento, Ayuso mencionó que el hermano del presidente ha sido enviado a juicio por presunta prevaricación y tráfico de influencias. También señaló que la mujer del presidente, una asistente y el delegado del Gobierno tendrán que sentarse en el banquillo. La líder madrileña no olvidó mencionar la situación del último secretario de Organización del partido del presidente, que lleva meses en prisión, ni la del anterior ministro de Transportes, a quien se está investigando por su posible pertenencia a una organización criminal, así como por tráfico de influencias, cohecho y malversación.
FISCAL GENERAL DEL ESTADO
La presidenta continuó su enumeración con la figura del fiscal general del Estado, de quien dijo que «depende del amo y trabaja como ministro 23 para protegerles a todos desde dentro», y que tiene pendiente la fecha de su juicio por revelación de secretos. Ayuso afirmó que existían «fontaneros de La Moncloa que trabajaban para desprestigiar y arredrar a jueces» y que se había creado un puesto en la Diputación de Badajoz para el «hermanísimo», quien vivía en La Moncloa mientras, según ella, «Hacienda le protegía». Finalmente, se refirió al uso del palacio presidencial para «proyectos particulares» por parte de la mujer del presidente, un asunto que, según la presidenta, se verá en su juicio, donde «el único sentenciado por ahora es el propio juez, por el ministro de Justicia».

Isabel Díaz Ayuso concluyó esta parte de su discurso reafirmando su visión de que «Sánchez vive para que haya dos Españas, y que una acabe con la otra». Denunció que el presidente actúa de forma personal, sin respetar a su propio partido y «mintiendo para llegar al poder», con el objetivo de perpetuarse en La Moncloa hasta someter al Poder Judicial y a la prensa. En su opinión, todo este plan tiene como única finalidad evitar que gobierne la derecha, una formación que, como recordó, lleva tres décadas liderando la Comunidad de Madrid y gobierna en la mayoría de comunidades autónomas y ayuntamientos del país.
En un viraje temático, Ayuso también aprovechó la tribuna para defender la Monarquía parlamentaria frente a aquellos que, desde su perspectiva, intentan desacreditarla. La presidenta aseguró que «unos por republicanos y otros por populistas, están siempre intentando desacreditar la figura del Rey«, un comportamiento que calificó de «muy propio del siglo XX». La presidenta reiteró el «trabajo leal y apoyo absoluto» de su gobierno a la Corona, a la que considera «la institución que mejor representa a España» y la que «la une».
El discurso, cargado de ataques políticos, culminó con un anuncio de gestión que la presidenta presentó como un éxito para la región: la venta de entradas para el Gran Premio de España de Fórmula 1 en Madrid. En unas pocas semanas, se han vendido ya más de 45.000 entradas, lo que ha generado una recaudación de 25 millones de euros, una cifra que Ayuso calificó como «algo nunca visto en un Gran Premio». La presidenta destacó que casi el 25% de las ventas provino de fuera de España, con Reino Unido, México y Estados Unidos como los principales mercados. Este dato, en contraste con el resto de sus declaraciones, sirvió para cerrar su intervención con un mensaje de dinamismo y prosperidad para su Comunidad.