El auge de ChatGPT ha puesto sobre la mesa una pregunta que todos nos hacemos en voz baja: ¿puede esta tecnología llegar a pensar como nosotros? Para comprobarlo, le lanzamos un reto aparentemente sencillo, casi un juego de bar: que eligiera las mejores series de la historia. Lo que no esperábamos es que, la respuesta de esta inteligencia artificial revelaría una carencia fundamental, un detalle que va más allá de los datos y que nos recuerda la insustituible magia del criterio humano.
La expectación era máxima ante la selección de este modelo de lenguaje. ¿Se decantaría por los clásicos, por las joyas ocultas o por los fenómenos más recientes? La lista llegó con una mezcla de todo, pero incluía una elección desconcertante. Un error que parece trivial, pero que demuestra que ChatGPT no comprende el significado cultural de lo que recomienda y se limita a procesar información sin contexto, como un loro digital increíblemente avanzado pero sin alma. Sigue leyendo, porque el fallo es de los que hacen época.
LOS CLÁSICOS INDISCUTIBLES: CUANDO LA MÁQUINA NO ARRIESGA
Cuando le preguntas a ChatGPT por las mejores series, sus primeras elecciones son tan predecibles como impecables, un ejercicio de seguridad para no fallar. La primera en aparecer fue Breaking Bad, y es comprensible. Pocas ficciones han explorado con tanta maestría la caída a los infiernos de un hombre corriente, y la transformación de Walter White en Heisenberg es historia de la televisión. El chatbot la identifica por su guion, sus actuaciones y su impacto, un acierto tan rotundo como evidente para cualquiera.
Justo después, el sistema nos lanzó otro peso pesado: Los Soprano. De nuevo, una elección que suscribe cualquier crítico o aficionado con buen gusto. La serie que lo cambió todo a principios de siglo sigue siendo un referente ineludible, y la complejidad de Tony Soprano como mafioso y hombre de familia revolucionó para siempre los dramas televisivos. Con estos dos nombres, la herramienta de OpenAI demostraba que su base de datos está bien surtida de los grandes consensos culturales de nuestro tiempo.
¿UN GUIÑO A ESPAÑA O UN ALGORITMO POPULISTA?
La tercera elección nos tocó de cerca, pero abrió un debate interesante sobre los criterios que utiliza la inteligencia artificial para definir «lo mejor». De repente, en la lista apareció La casa de papel. Sin duda, un fenómeno global que puso a España en el mapa de la ficción internacional como nunca antes, pero el éxito masivo de la serie de los atracadores no la convierte necesariamente en una de las mejores de la historia. ¿Es un reconocimiento a la calidad o un simple eco de su popularidad en los datos que maneja?
Este movimiento nos hace dudar de los criterios de ChatGPT. ¿Prima la aclamación de la crítica o el ruido en redes sociales y plataformas? La inclusión de la ficción española parece un intento de contentar a un público amplio más que una apuesta por la excelencia narrativa, y el debate sobre si la popularidad es sinónimo de calidad sigue abierto. Este software parece inclinarse por lo segundo, eligiendo un camino que genera más clics que consenso entre los expertos en la materia.
EL MOMENTO DE LA VERDAD: AQUÍ LLEGÓ EL PATINAZO
Y entonces llegó la cuarta recomendación, la que desmontó todo el tinglado. Con la misma seguridad que las anteriores, el sistema de IA nos propuso Firefly, la serie de ciencia ficción creada por Joss Whedon. A primera vista, una elección de culto, de auténtico conocedor. Una de esas joyas que los seriéfilos de pro adoran reivindicar, y su legión de fans la considera una obra maestra injustamente tratada. Parecía una elección valiente y sofisticada, pero escondía una trampa mortal.
El fallo de ChatGPT es de manual y revela su profunda ignorancia del contexto. La presentó como si fuera una obra a la altura de las otras, un relato épico completo, cuando su principal característica es precisamente la contraria: fue cancelada abruptamente. Cualquiera que ame la serie sabe que su grandeza convive con la frustración de su final prematuro, y el algoritmo ignoró por completo que la serie solo duró catorce episodios. No piensa, solo procesa datos, y en ellos «serie aclamada» pesó más que «fracaso comercial cancelado».
¿QUÉ NOS DICE ESTE ERROR SOBRE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL?
El problema de ChatGPT no es la falta de información, sino la incapacidad de comprenderla en un plano humano. Sabe que a la gente le gusta Firefly, pero no entiende el «porqué» ni el sentimiento agridulce que la rodea. Para la IA generativa, los datos son solo eso, datos fríos, y la diferencia fundamental entre procesar información y entender de verdad el arte es abismal. Nosotros conectamos con las historias, con los personajes y con las injusticias, como la cancelación de una serie prometedora.
La respuesta que nos dio ChatGPT lo deja claro: aún estamos muy lejos de que una máquina pueda replicar la sensibilidad humana. El criterio, el gusto, la capacidad de leer entre líneas o de entender la ironía de recomendar una serie inacabada son, por ahora, cualidades exclusivamente nuestras. La tecnología puede imitar la conversación, pero la experiencia humana, con sus matices emocionales y su memoria compartida, sigue siendo insustituible a la hora de valorar una obra creativa.
ENTONCES, ¿PODEMOS FIARNOS DE CHATGPT?
Después de este experimento, la respuesta es un «sí, pero con matices». Confiar ciegamente en lo que dice ChatGPT sería un error, ya sea para elegir una serie o para tareas más complejas. Es una herramienta asombrosa para generar ideas, para resumir textos o para salir de un bloqueo creativo, pero su función es la de un asistente increíblemente rápido, no la de un gurú con criterio propio. Usar esta IA con espíritu crítico es fundamental para sacarle el máximo partido sin caer en sus trampas.
Al final, este vergonzoso error nos ha servido para algo más importante que obtener una simple lista de recomendaciones. Nos ha recordado que el arte no se mide con algoritmos y que la conexión con una historia es algo profundamente personal. La próxima vez que busques qué ver, quizás sea mejor preguntarle a un amigo que a una máquina. Al final, la recomendación fallida de ChatGPT nos regaló algo inesperado: una buena historia que contar y la certeza de que, por ahora, el mando a distancia sigue estando en nuestras manos.