El Gobierno riega con dinero público a Indra y Airbus para defender la soberanía tecnológica

No se trata de una ayuda convencional, sino de una inyección de miles de millones de euros en forma de préstamos directos y urgentes destinados a financiar programas claves dentro del Ejército del aire.

En una maniobra de gran calibre que se venía venir a pesar de determinadas polémicas que acechan, el Gobierno español ha abierto el grifo del crédito para dos de sus gigantes industriales: Indra y Airbus. No se trata de una ayuda convencional, sino de una inyección de miles de millones de euros en forma de préstamos directos y urgentes destinados a financiar programas claves dentro del Ejército del aire. Este movimiento, lejos de ser un simple trámite financiero, es la piedra angular de una estrategia que busca asegurar el papel de España en la élite tecnológica de la defensa mundial y, de paso, blindar su soberanía estratégica. Con especial ahínco busca evitar la compra de los aviones de combate F-35B norteamericanos, en un claro gesto para buscar la independencia de la tecnología americana.

Por este motivo, el epicentro de esta apuesta de futuro y por la soberanía tecnológica es el Futuro Sistema Aéreo de Combate (FCAS), un ambicioso proyecto paneuropeo en el que España se ha aliado con Francia y Alemania para crear el avión de combate de sexta generación. Es un programa que va más allá de un simple caza; es un «sistema de sistemas» que integra aeronaves tripuladas y no tripuladas, conectadas por una red de inteligencia artificial. En este tablero de alta tecnología, la participación española, con Indra como «coordinador nacional industrial», es vital. Los créditos gubernamentales no son un lujo, según fuentes cercanas a Defensa «son una necesidad para que la industria nacional no solo se siente a la mesa de negociaciones, sino que también tenga la capacidad de aportar tecnología clave».

La visión del Gobierno no se detiene en el aire. La renovación de la flota de helicópteros es otra de las prioridades. Con estos préstamos, las Fuerzas Armadas podrán adquirir y modernizar modelos de última generación, como el Airbus NH90, para sustituir a una flota que empieza a mostrar los achaques de la edad. Esta inversión no solo mejora las capacidades de transporte y misiones de rescate, sino que también asegura que los militares dispongan de equipos modernos y eficientes para sus misiones. Un elemento importante para los tres ejércitos y sus capacidades tácticas.

Publicidad
Fachada de la sede de Indra, a 31 de marzo de 2023, en Madrid (España). - Eduardo Parra - Europa Press
Fachada de la sede de Indra, a 31 de marzo de 2023, en Madrid (España). – Eduardo Parra – Europa Press

«ESPAÑOLIZAR » LA TECNOLOGÍA: DEL HÜRJET AL EMPLEO CUALIFICADO

Un tercer pilar de esta estrategia es la sorprendente «españolización» del Hürjet, un avión de entrenamiento avanzado de fabricación turca. Este proyecto no es una simple compra; es un acuerdo de coproducción que busca la transferencia de tecnología y la integración de componentes españoles. Liderado por Airbus en España, el plan es adaptar el diseño original del Hürjet para que cumpla con las especificaciones técnicas de las Fuerzas Armadas españolas. Esto implica que la aviónica y los simuladores de vuelo, entre otros sistemas, serán desarrollados e instalados por la industria nacional. Margarita Robles, ministra de Defensa, quedó «enamorada» de la tecnología turca en FEINDEF 2025. El país otomano apunta a ser uno de los principales proveedores españoles dentro del sector.

El objetivo de este movimiento no es otro que reemplazar a los veteranos cazas F-5 con una plataforma más moderna y versátil que servirá para formar a la próxima generación de pilotos españoles y que, además, podrá realizar misiones de ataque ligero. Este proceso no solo garantiza la compatibilidad con los sistemas españoles, sino que también fomenta la creación de empleo cualificado y el desarrollo de capacidades industriales propias, un valor añadido fundamental en un sector de tan alta especialización.

IMPACTO DUAL DE LA DEFENSA A LA ECONOMÍA

Más allá de la evidente modernización militar, esta política de créditos tiene un claro impacto económico. La inversión masiva en la industria de defensa fortalece a empresas nacionales y asegura su participación en contratos multimillonarios. Esto se traduce en un aumento de la facturación y, sobre todo, en la creación de puestos de trabajo de alta cualificación. Pero el beneficio no termina ahí.

Sede de Airbus (Fuente: Agencias)
Sede de Airbus (Fuente: Agencias)

La defensa es un motor de innovación, investigación y desarrollo (I+D+i). Los requisitos de los programas militares obligan a las empresas a invertir en tecnologías de vanguardia que, a menudo, tienen un impacto dual al ser aplicables en el sector civil. Por ejemplo, los avances en inteligencia artificial, materiales compuestos y ciberseguridad que se desarrollan para el FCAS pueden transferirse a industrias como la automotriz o la de las telecomunicaciones.

Finalmente, este esfuerzo por desarrollar una base tecnológica propia reduce la dependencia de España de otros países. Tener el control sobre el diseño, la producción y el mantenimiento de sus equipos militares otorga a la nación una mayor autonomía estratégica. Además, la inversión en estos programas ayuda a España a cumplir con sus compromisos internacionales, como el de destinar el 2% de su PIB a gasto en defensa, un objetivo fijado por la OTAN.

En definitiva, los créditos a Indra y Airbus son más que una simple inyección financiera; son la manifestación de una política de Estado que busca no solo modernizar sus Fuerzas Armadas, sino también posicionar a España como un actor relevante en el mercado global de la defensa, asegurando un futuro más próspero y tecnológicamente autónomo. La utilización de ese dinero marcará mucho nuestras mejoras militares.

Publicidad
Publicidad
Publicidad