Cepillarse justo tras comer puede ser un error grave: la odontóloga Estela Soler (44) detalla por qué y qué hacer

La odontóloga Estela Soler recomienda esperar 30 minutos para que la saliva neutralice el pH de la boca y remineralice los dientes. Mientras esperas, enjuagarse la boca con agua es una excelente práctica para eliminar restos de comida y reducir la acidez.

Cepillarse los dientes es un gesto tan arraigado que lo hacemos sin pensar, pero ¿y si ese acto reflejo de higiene inmediata fuera un error? La odontóloga Estela Soler (44) lanza una advertencia que desmonta una de nuestras creencias más firmes, ya que según sus palabras, un gesto que en realidad podría estar dañando tu esmalte dental de forma silenciosa e irreversible. Descubre por qué ese impulso de frescor instantáneo podría estar jugándote una mala pasada.

La clave no está en abandonar la limpieza, sino en entender su ritmo, un matiz que cambia por completo las reglas de nuestra higiene bucal. Según detalla la especialista Estela Soler, tras consumir ciertos alimentos, la boca se convierte en un entorno ácido que debilita temporalmente los dientes, y actuar en ese preciso instante es como frotar una superficie delicada con un estropajo. La solución es más sencilla de lo que parece y está al alcance de todos.

EL GESTO AUTOMÁTICO QUE PONE EN RIESGO TU SONRISA

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Creemos que corremos al baño a por el cepillo por un bien mayor, pero la realidad es que podríamos estar causando un desgaste prematuro. La odontóloga Estela Soler insiste en que, justo después de una comida con componentes ácidos, el esmalte se encuentra en un estado de vulnerabilidad máxima y la fricción de las cerdas en ese momento no ayuda. Este simple matiz en nuestra rutina de cuidado dental puede marcar una gran diferencia.

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El problema no es el acto de limpiar, sino el momento elegido, que transforma un hábito saludable en un ataque directo a nuestra dentadura. Lo que sucede es que, sin saberlo, extendemos esas sustancias ácidas por toda la superficie dental, ya que el cepillado inmediato facilita la erosión del esmalte ablandado, un daño que, como bien apunta la experta, se acumula con el tiempo. Proteger el esmalte es fundamental para una buena salud.

¿QUÉ OCURRE REALMENTE EN TU BOCA DESPUÉS DE COMER?

Entender la química bucal que se desata tras ingerir alimentos es clave para saber cuándo y cómo cepillarse correctamente. Fuente: Freepik
Entender la química bucal que se desata tras ingerir alimentos es clave para saber cuándo y cómo cepillarse correctamente. Fuente: Freepik

Cada vez que comemos o bebemos algo ácido, el pH de nuestra boca desciende bruscamente. Este fenómeno, conocido como «ataque ácido», es una reacción natural, pero, como explica Estela Soler, deja a nuestros dientes indefensos durante un breve periodo. Durante esos minutos, la capa más externa del diente, el esmalte, pierde minerales y se reblandece, alterando por completo nuestra salud dental y exponiéndonos a problemas futuros.

Afortunadamente, nuestro cuerpo tiene un mecanismo de defensa increíble: la saliva. Este fluido no solo ayuda a limpiar restos de comida, sino que trabaja activamente para neutralizar los ácidos y remineralizar el esmalte. Sin embargo, la saliva necesita tiempo para devolver el pH a su nivel normal y fortalecer de nuevo la superficie dental, un proceso biológico que no podemos acelerar y que es vital respetar.

LOS FALSOS AMIGOS DE TU DIETA: ALIMENTOS ÁCIDOS QUE NO PERDONAN

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Todos sabemos que los refrescos azucarados o los zumos de cítricos como el de naranja o limón son enemigos declarados de una sonrisa sana. La odontóloga Estela Soler recuerda que su alta acidez es un desafío directo para nuestra dentadura, pero la lista de alimentos problemáticos es mucho más larga de lo que imaginamos y muchos de ellos forman parte de nuestra dieta mediterránea. Un correcto cuidado dental pasa por conocerlos.

Más allá de lo evidente, encontramos alimentos tan comunes como el tomate (en salsa o natural), el vino, los frutos rojos, el vinagre de las ensaladas o incluso algunas frutas como la piña. Todos ellos provocan ese descenso del pH, así que tras su consumo es crucial aplicar la regla de la espera para no dañar los dientes. Una buena higiene bucodental no consiste en obsesionarse, sino en actuar con inteligencia.

LA REGLA DE ORO DE LOS 30 MINUTOS: EL CONSEJO DE EXPERTA QUE LO CAMBIA TODO

La solución no es no cepillarse, sino hacerlo en el momento adecuado para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. Fuente: Freepik
La solución no es no cepillarse, sino hacerlo en el momento adecuado para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos. Fuente: Freepik

Entonces, ¿qué hacemos después de esa ensalada con tomate y vinagre o ese zumo de naranja matutino? La recomendación de Estela Soler es clara y sencilla: esperar. Lo ideal es dejar pasar al menos 30 minutos antes de cepillarse, ya que ese es el tiempo que tarda la saliva en restaurar el equilibrio en la boca. Mientras tanto, un buen truco es enjuagarse la boca enérgicamente solo con agua para eliminar restos y ayudar a neutralizar el ácido.

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Esa media hora de margen es el tiempo que garantiza que el esmalte ha recuperado su dureza y está preparado para la fricción del cepillo. Al adoptar este pequeño cambio en nuestra rutina de cepillado, aseguramos que la limpieza sea efectiva y no una causa de desgaste dental a largo plazo, transformando por completo la manera en que cuidamos de nuestra boca. Es un gesto simple que lo cambia absolutamente todo.

MÁS ALLÁ DE LA CARIES: LAS CONSECUENCIAS SILENCIOSAS DE UN MAL CEPILLADO

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La erosión del esmalte no provoca caries de forma directa, pero sí deja el diente mucho más expuesto y vulnerable a ellas. Además, como advierte la odontóloga Estela Soler, uno de los primeros síntomas de este desgaste es un aumento de la sensibilidad dental, esa molestia aguda al tomar bebidas frías, calientes o alimentos dulces que puede llegar a ser muy incómoda. Cuidar la sonrisa es también cuidar nuestro confort diario.

A largo plazo, la pérdida de esmalte es irreversible y puede afectar a la apariencia de los dientes, que pueden volverse más amarillentos al quedar expuesta la dentina. Por eso, el simple gesto de esperar antes de cepillarse se convierte en una de las mejores inversiones en nuestra salud bucodental futura, ya que protege la integridad estructural de nuestras piezas dentales de por vida, un seguro de bienestar que no cuesta absolutamente nada.

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