Esa manía de conducir con el abrigo puesto te costará 200 € y, según la DGT, se debe a que esta práctica aparentemente inofensiva es una trampa mortal que anula por completo la eficacia de tu cinturón de seguridad. Es una escena que se repite cada mañana de invierno en miles de garajes y calles de España, y es que el gesto de arrancar el coche y ponerse en marcha sin quitarse la ropa de abrigo puede tener consecuencias fatales. ¿De verdad un simple anorak puede ponerte en peligro? La respuesta de los expertos en seguridad vial es un sí rotundo y contundente.
Lo que empieza como una forma de combatir el frío puede acabar de la peor manera, y la Dirección General de Tráfico lleva tiempo alertando sobre ello. Pocos son conscientes de que esa prenda que nos protege de las bajas temperaturas se transforma en un enemigo silencioso dentro del habitáculo, y es que la holgura que crea un abrigo grueso entre el cuerpo y el cinturón es la causa del temido «efecto submarino». Sigue leyendo, porque entender este fenómeno es la clave para evitar una multa y, lo que es mucho más importante, proteger tu vida.
¿UN GESTO INOCENTE? LA VERDAD OCULTA TRAS EL VOLANTE

La prisa matutina y el frío glacial del coche son la combinación perfecta para que muchos conductores pasen por alto una recomendación básica de seguridad vial. Mantenerse el abrigo puesto parece la solución más lógica y cómoda para entrar en calor rápidamente, pero es una decisión que compromete gravemente nuestra protección. Los expertos de Tráfico insisten en que las prendas voluminosas generan una falsa sensación de sujeción que desaparece en el momento más crítico, convirtiendo un elemento de seguridad en un riesgo añadido.
Nadie piensa en las consecuencias de un frenazo brusco cuando simplemente quiere llegar a su destino sin pasar frío. Sin embargo, esa capa extra de tejido, por muy fina que parezca, crea un espacio de varios centímetros entre nuestro cuerpo y la banda del cinturón. En una situación de emergencia, esa distancia permite que el cuerpo se desplace violentamente antes de ser retenido, multiplicando la fuerza del impacto. Es una trampa invisible que la normativa de circulación intenta prevenir con sus advertencias constantes.
EL EFECTO SUBMARINO: ASÍ TE DESLIZAS HACIA EL PELIGRO
El término suena a película de acción, pero el «efecto submarino» es un fenómeno físico muy real y devastador que la DGT señala como una de las consecuencias directas de conducir con ropa de abrigo. Se produce cuando, en una colisión o un frenazo repentino, el cuerpo no es sujetado correctamente por el cinturón, y es que la persona se desliza por debajo de la banda abdominal, como si se sumergiera en el asiento. Este deslizamiento provoca que el cinturón presione zonas blandas del cuerpo para las que no está diseñado.
Las lesiones derivadas de este efecto son terriblemente graves y, a menudo, internas. La banda del cinturón, en lugar de retenernos por la pelvis y la clavícula, puede ejercer una presión brutal sobre el abdomen. Los informes de seguridad vial detallan las posibles consecuencias, y es que un impacto en estas condiciones puede causar roturas de fémur, lesiones graves en la espalda y la pelvis o incluso hemorragias internas mortales. Es el precio a pagar por la holgura que crea una simple prenda de invierno, un riesgo que la DGT no se cansa de recordar.
LA NORMATIVA DE TRÁFICO NO SE ANDA CON RODEOS

Aquí es donde entra en juego la posible sanción de 200 euros. No encontrarás un artículo que prohíba textualmente «conducir con anorak», pero la normativa de la DGT es clara en su artículo 18.1, que obliga a todo conductor a «mantener su propia libertad de movimientos». Precisamente, un agente de la autoridad puede interpretar que una prenda gruesa limita tu capacidad para maniobrar con agilidad y seguridad, lo que constituiría una infracción.
Esta interpretación no es un capricho, sino una medida para garantizar la máxima seguridad en la carretera. Si un agente considera que tu vestimenta compromete tu habilidad para reaccionar ante un imprevisto, puede sancionarte. La clave está en que la conducción negligente por no mantener el control adecuado del vehículo se considera una infracción grave, cuya multa asciende a 200 euros. Por eso, el aviso de la DGT tiene tanto una vertiente de seguridad como una advertencia económica muy seria para nuestro bolsillo.
NO ES SOLO EL ABRIGO: OTROS ENEMIGOS INVERNALES EN TU COCHE
El foco de atención suele estar en los abrigos gruesos, pero la DGT amplía sus recomendaciones a otras prendas invernales que, sin darnos cuenta, también pueden comprometer nuestra seguridad al volante. El principio es siempre el mismo: cualquier elemento que reste sensibilidad, agilidad o sujeción se convierte en un peligro potencial. Pensemos, por ejemplo, en unos guantes gruesos, y es que pueden hacer que el volante resbale o que perdamos precisión al accionar los intermitentes o el limpiaparabrisas.
Lo mismo ocurre con el calzado. Conducir con botas de montaña rígidas o con suelas muy anchas y embarradas es una práctica desaconsejada por todos los organismos de seguridad vial. Este tipo de calzado puede impedirnos sentir la presión adecuada sobre los pedales, provocando que aceleremos o frenemos de forma brusca o, peor aún, que el pie se enganche. En última instancia, el mensaje de la Dirección General de Tráfico es que la ropa debe adaptarse a la conducción, y no al revés, para garantizar siempre el pleno control del vehículo.
LA SOLUCIÓN ES MÁS SENCILLA DE LO QUE CREES

La recomendación de la DGT y de todos los expertos en seguridad vial es tan simple como convertir un pequeño gesto en un hábito. Antes de iniciar la marcha, tómate treinta segundos para quitarte el abrigo, los guantes o cualquier prenda voluminosa. Si hace frío, la solución ideal es encender la calefacción del coche unos minutos antes de empezar a conducir hasta alcanzar una temperatura de confort.
Puede parecer un engorro, sobre todo con las prisas del día a día, pero es una de las decisiones más inteligentes que podemos tomar por nuestra seguridad y la de quienes nos acompañan. Dejar el abrigo en el asiento del copiloto o en las plazas traseras es un gesto mínimo con una recompensa máxima. Así, el cinturón de seguridad se ajustará perfectamente al cuerpo, cumpliendo al cien por cien la función para la que fue diseñado, un mensaje que la DGT se esfuerza por transmitir en cada campaña de concienciación.