«Si tu perro hace esto cuando te vas de casa, no es que te eche de menos, es que está sufriendo un microinfarto cerebral por ansiedad»: Jaume Feliú (54), etólogo

El estrés extremo y continuado libera hormonas que pueden provocar daños neurológicos reales y acumulativos en el cerebro de tu mascota. Observar señales sutiles como desorientación, temblores o salivación excesiva es clave para detectar un problema que va más allá del mal comportamiento.

Que tu perro rasque la puerta o gimotee al verte coger las llaves es una escena tan común que la hemos normalizado por completo, pero podría esconder una realidad aterradora. Según el reputado etólogo Jaume Feliú, lo que interpretamos como un exceso de cariño o simple pena, podría ser en realidad la manifestación de un episodio neurológico severo provocado por un pico de estrés inmanejable. ¿Y si esa despedida diaria fuera mucho más que un mal trago para nuestro fiel amigo?

La demoledora afirmación de Jaume Feliú obliga a replantearnos todo lo que creíamos saber sobre la ansiedad por separación. Entender que no es que te eche de menos, sino que sufre, cambia las reglas del juego, porque según su advertencia, ese sufrimiento podría estar causando un daño físico real en el cerebro de tu mascota, un microinfarto silencioso que pasa desapercibido. La pregunta es inevitable: ¿estamos ignorando una emergencia médica diaria?

¿ES AMOR O ES ALGO MÁS SINIESTRO?

YouTube video

Millones de dueños ven cómo su animal de compañía se desespera y lo atribuyen a un vínculo afectivo indestructible. Sin embargo, la línea que separa el cariño de un trastorno de ansiedad es muy fina, y tal y como advierte Feliú, cruzarla implica entrar en un territorio de riesgo para la salud del can que a menudo subestimamos por completo. Es fundamental aprender a diferenciar un comportamiento normal de una llamada de auxilio.

Publicidad

El problema real no es el amor que siente por ti, sino su incapacidad para gestionar la soledad, aunque solo sean cinco minutos. Esta es la clave que expone el etólogo Jaume Feliú, porque para él, esa angustia descontrolada es la que funciona como detonante de un accidente cerebrovascular a pequeña escala. Un compañero de cuatro patas que sufre de esta manera no está simplemente triste, está experimentando un pánico que lo bloquea.

LA ANSIEDAD QUE DEJA HUELLA EN EL CEREBRO

La tesis de Jaume Feliú se centra en cómo un pico extremo de estrés puede afectar físicamente a tu perro, yendo mucho más allá de un simple mal comportamiento. Fuente: Freepik
La tesis de Jaume Feliú se centra en cómo un pico extremo de estrés puede afectar físicamente a tu perro, yendo mucho más allá de un simple mal comportamiento. Fuente: Freepik

La ansiedad genera una cascada química en el organismo, liberando cortisol y adrenalina de forma masiva y descontrolada. Este torrente hormonal, mantenido en el tiempo, puede provocar una vasoconstricción cerebral tan intensa que derive en un microinfarto, una pequeña isquemia que daña el tejido nervioso de nuestro mejor amigo. La teoría de Feliú es tan lógica como escalofriante por sus implicaciones.

No hablamos de un daño visible o inmediato, sino de un deterioro progresivo y silencioso que merma sus capacidades. Lo más grave, según la perspectiva que aporta el especialista Jaume Feliú, es que estos episodios repetidos día tras día podrían acumular un daño neurológico irreversible a largo plazo en nuestro peludo. Cada despedida podría estar, literalmente, restándole años de vida saludable.

SEÑALES DE ALARMA QUE NUNCA DEBES IGNORAR

Ese comportamiento de tu perro al quedarse solo es la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. Hay otras señales sutiles que podrían estar avisándote. Fuente: Freepik
Ese comportamiento de tu perro al quedarse solo es la punta del iceberg de un problema mucho más profundo. Hay otras señales sutiles que podrían estar avisándote. Fuente: Freepik

Debemos estar atentos a cambios que podrían parecer inconexos, como una apatía repentina o una hipersensibilidad a los ruidos. Según el análisis de Jaume Feliú, la desorientación momentánea o los pequeños temblores tras quedarse solo son síntomas compatibles con un evento isquémico leve que nadie relaciona con la ansiedad. Son detalles que se nos escapan en la rutina diaria.

Observa también si tu compañero fiel presenta una salivación excesiva, jadeos constantes sin motivo aparente o incluso vómitos antes de que te vayas. Aunque los achaquemos a los nervios, para Feliú son la antesala del colapso, porque el sistema nervioso de tu can está sobrepasando su límite de estrés fisiológico, preparando el terreno para ese temido microinfarto cerebral.

EL DIAGNÓSTICO: ¿CÓMO SABER SI LE ESTÁ PASANDO AL TUYO?

La dificultad para confirmar la teoría de Feliú reside en que los síntomas de un microinfarto en un perro son increíblemente difíciles de detectar para un dueño. Fuente: Freepik
La dificultad para confirmar la teoría de Feliú reside en que los síntomas de un microinfarto en un perro son increíblemente difíciles de detectar para un dueño. Fuente: Freepik

No esperes una parálisis o un desmayo evidente, pues las secuelas son mucho más sutiles y graduales. El diagnóstico se complica porque la sintomatología de estos microinfartos puede confundirse con signos de envejecimiento prematuro o con otras patologías menos graves, tal y como explica el propio etólogo. La clave es la observación minuciosa y profesional.

Publicidad

La única forma de acercarse a una certeza es grabar a tu mascota cuando se queda sola y mostrarle el vídeo a un etólogo o a un neurólogo veterinario. Jaume Feliú insiste en este punto, ya que solo un ojo experto puede identificar los patrones de comportamiento anómalos que sugieren un sufrimiento extremo y un posible compromiso neurológico. La prevención empieza por no dar nada por sentado.

MÁS ALLÁ DEL CARIÑO: UN CAMINO HACIA LA CALMA

Aceptar que el problema de tu perro es médico y no emocional es el primer paso para poder ayudarle de verdad. Hay que actuar antes de que el daño sea mayor. Fuente: Freepik
Aceptar que el problema de tu perro es médico y no emocional es el primer paso para poder ayudarle de verdad. Hay que actuar antes de que el daño sea mayor. Fuente: Freepik

El tratamiento no pasa por reñirle o castigarle, sino por crear un entorno de seguridad y predecibilidad para él. Se deben trabajar las pautas de manejo de la ansiedad, porque reducir esos picos de estrés es la única estrategia válida para proteger su cerebro y evitar que se repitan estos episodios tan peligrosos. Esto implica un compromiso total por parte de la familia.

Entender a nuestro perro significa dejar de humanizar su comportamiento y empezar a comprender su biología y sus límites. La impactante advertencia de Jaume Feliú sobre el microinfarto cerebral no busca generar pánico, sino conciencia, la de que una puerta arañada o un aullido lastimero no es una anécdota, sino la señal de alarma de un animal de compañía que nos pide ayuda desesperadamente

Publicidad
Publicidad