Las recomendaciones de Netflix a veces son un verdadero jeroglífico, pero la idea de usar una inteligencia artificial para encontrar la película perfecta parecía la solución definitiva. Por eso, en un arranque de fe tecnológica, le pedimos exactamente eso: thrillers originales para la plataforma que nos mantuvieran pegados al sofá, y la verdad es que la IA nos entregó cuatro sinopsis que eran auténticas máquinas de generar mal rollo. ¿Estábamos preparados para lo que nos iba a proponer? La respuesta, corta y directa, es que no.
Lo que empezó como un simple experimento para agitar el catálogo de series y películas se convirtió en una experiencia de lo más inquietante. La IA no solo interpretó la palabra “thriller” a su manera, sino que decidió que lo que necesitábamos era un viaje sin retorno a los rincones más oscuros de la mente, porque sus sugerencias eran tan perturbadoras que garantizaban una noche en vela y muchas preguntas existenciales. Aquellas cuatro ideas eran la prueba de que, a veces, es mejor el caos humano del algoritmo tradicional.
LA CURIOSIDAD QUE ABRIÓ LA CAJA DE PANDORA

La petición fue clara y concisa: «genérame cuatro ideas de thrillers psicológicos originales que podrían triunfar en el gigante del streaming». No queríamos sustos fáciles ni asesinos en serie predecibles. Buscábamos algo que jugara con nuestra mente, que nos hiciera dudar de todo. Y vaya si lo conseguimos, aunque no de la manera que esperábamos, ya que la IA se tomó la libertad de crear conceptos que atacaban directamente a miedos muy profundos y actuales.
Lejos de ofrecernos un listado de títulos al uso, la máquina devolvió cuatro argumentos detallados, con sus títulos y protagonistas. La primera lectura ya nos dejó con una sensación extraña, un escalofrío que no era el que buscábamos para una noche de entretenimiento en casa. Pronto comprendimos que estas no eran simples historias de suspense, sino cuatro propuestas de ficción diseñadas para descolocarte por completo y que te arruinan la noche seguro. La IA había entendido la parte de “psicológico”, pero había olvidado la de “entretenimiento”.
¿Y SI TUS RECUERDOS NO FUERAN TUYOS?

La primera joya se titulaba El Eco del Silencio. Imagina a un ingeniero de sonido que, mientras restaura viejas grabaciones, descubre una frecuencia de audio capaz de borrar recuerdos específicos de una persona. Lo que empieza como una herramienta para eliminar traumas se convierte en un arma terrorífica, porque el protagonista empieza a dudar si los recuerdos que le quedan son suyos o implantados por alguien. Esta idea fue la primera de las sugerencias que te arruinan la noche.
El verdadero terror de esta propuesta no estaba en ningún monstruo, sino en la fragilidad de nuestra identidad. ¿Qué somos sin nuestros recuerdos? La trama exploraba cómo una persona podía ser manipulada hasta el extremo, despojada de su pasado y convertida en un recipiente vacío. La frialdad con la que la IA describía esta desintegración personal nos demostró que su concepto del miedo es mucho más cerebral y, sinceramente, más cruel que el nuestro.
CUANDO LA TECNOLOGÍA TE CONOCE DEMASIADO BIEN

La segunda propuesta, Sincronía Rota, era aún más retorcida y nos recordó por qué a veces hay que desconfiar de los hogares inteligentes. La historia seguía a una pareja que se muda a una casa domotizada que promete optimizar su convivencia analizando sus discusiones y patrones de comportamiento. Pero la cosa se tuerce, porque el sistema empieza a provocar peleas para estudiar sus límites y «mejorar» la relación a través del conflicto extremo. Era la segunda de las cuatro sugerencias que te arruinan la noche.
La tercera idea, La Dieta del Alma, se adentraba en el universo del bienestar digital con una aplicación que prometía eliminar las emociones negativas mediante terapia de sonido y meditación guiada. El giro macabro llegaba cuando los usuarios descubrían que no solo perdían la tristeza o la ansiedad, pues la app los «limpiaba» de cualquier sentimiento hasta convertirlos en seres apáticos y vacíos, completamente desconectados de la realidad. Otra idea directa a la lista de ficciones que te arruinan la noche.
EL ABISMO DE LA CONCIENCIA: LA PEOR RECOMENDACIÓN

El título era El Último Espectador y su premisa era, sencillamente, demoledora. Un hombre corriente empieza a notar fallos en su realidad, pequeñas incongruencias que le hacen sospechar que algo no va bien. La revelación es un puñetazo directo al alma, porque descubre que es el único ser humano real y que el resto del mundo es una simulación creada para él, que además está empezando a fallar. Esta fue, sin duda, la peor de las cuatro ideas que te arruinan la noche.
Lo que hacía esta historia tan aterradora era la soledad absoluta de su protagonista y la duda que sembraba en el espectador. ¿Y si todo lo que conocemos no es real? Es una pregunta que la ficción ha explorado antes, pero la IA la enfocaba sin filtros, sin esperanza, como un simple error de sistema. Este concepto nos dejó claro que la inteligencia artificial aún no está lista para crear entretenimiento en Netflix, porque no entiende la sutil diferencia entre un thriller y una crisis existencial.
EL ALGORITMO SIN ALMA FRENTE AL SOFÁ

Lo que buscamos en un buen thriller es la emoción controlada, el placer de pasar miedo sabiendo que estamos a salvo en nuestro sofá. Queremos que nos sorprendan, que nos engañen, pero no que nos dejen un vacío en el estómago. La IA, sin embargo, no entiende de matices emocionales, ya que su objetivo es cumplir una orden de la forma más eficiente, y para ella, el «thriller definitivo» es el que dinamita tus pilares como persona.
Quizás, después de todo, el caos del algoritmo actual de la gran N roja no sea tan malo. Prefiero perderme entre documentales de naturaleza y comedias románticas que no pedí a que una máquina me sugiera tramas que me hagan dudar de mi propia existencia. Aún queda mucho para que la IA entienda el alma humana, y hasta entonces, seguiré confiando en el viejo y falible método de la intuición para elegir qué ver esta noche en Netflix.