Dr. Adrián Montes (52), neurólogo: «Si tienes este objeto en tu mesita de noche, estás acelerando la demencia y no lo sabes»

Un sueño de mala calidad impide que el sistema glinfático del cerebro elimine eficazmente las toxinas, cuya acumulación se asocia a enfermedades neurodegenerativas. Alejar el móvil del dormitorio y apagar el wifi por la noche son medidas sencillas para proteger la salud cerebral a largo plazo.

La demencia podría estar llamando a tu puerta cada noche de la forma más silenciosa e inesperada, a través de un gesto inofensivo que repites sin pensar. El neurólogo Dr. Adrián Montes (52) lanza una advertencia que resuena como un trueno: «Si tienes este objeto en tu mesita de noche, estás acelerando la demencia y no lo sabes«. Lo que revela sobre nuestra salud cerebral es tan simple como inquietante. ¿Podría un hábito tan común estar saboteando nuestro futuro?

Nadie sospecharía que ese compañero inseparable, el móvil, es el objeto al que se refiere el Dr. Montes. Su advertencia se centra en algo que va más allá de la luz azul de la pantalla, ya que la exposición continua a sus campos electromagnéticos nocturnos podría estar alterando nuestros ciclos de sueño profundo y, con ello, sembrando las semillas de un futuro deterioro cognitivo. Un riesgo invisible que, según el especialista, merece toda nuestra atención antes de que sea tarde.

EL ENEMIGO INVISIBLE QUE VIVE EN TU DORMITORIO

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Te acuestas, apagas la luz y dejas el móvil cargando a menos de un metro de tu cabeza. El Dr. Adrián Montes señala que este acto cotidiano nos expone a un bombardeo de baja frecuencia durante horas, justo cuando el cerebro es más vulnerable. No es una radiación peligrosa a corto plazo, pero sus ondas constantes pueden interferir con la delicada actividad eléctrica cerebral que regula el descanso, afectando a la función cerebral a largo plazo sin que nos demos cuenta.

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El dormitorio debería ser un santuario para la regeneración, pero lo hemos convertido en una estación de carga. La proximidad y, sobre todo, la duración de la exposición son la clave del problema que describe el Dr. Montes. Durante ocho horas, noche tras noche, nuestro cerebro intenta repararse mientras un dispositivo electrónico a escasos centímetros emite un campo electromagnético constante, un factor de estrés del que no somos conscientes pero que podría acelerar el envejecimiento prematuro del cerebro.

¿POR QUÉ TU CEREBRO NO DESCANSA DE VERDAD?

El verdadero descanso es crucial para prevenir la demencia, pero la tecnología en la mesilla podría estar impidiéndolo. Fuente: Freepik
El verdadero descanso es crucial para prevenir la demencia, pero la tecnología en la mesilla podría estar impidiéndolo. Fuente: Freepik

¿Alguna vez te has levantado cansado después de dormir ocho horas? El Dr. Adrián Montes sugiere que la causa podría estar en tu mesita. Esas ondas invisibles son capaces de alterar la arquitectura del sueño, impidiendo que alcancemos las fases más profundas y reparadoras. Es en ese momento cuando el cerebro realiza sus funciones más importantes de mantenimiento y consolidación de la memoria, un proceso vital que se ve interrumpido de forma silenciosa.

No se trata de cuántas horas duermes, sino de la calidad de esas horas. El especialista insiste en que un sueño fragmentado o superficial es un factor de riesgo para la salud cognitiva. Despertarse con la sensación de no haber descansado es el primer síntoma, ya que la falta de un sueño profundo y reparador genera un estrés neuronal acumulativo que, con los años, puede manifestarse como una temida pérdida de memoria y otras señales de alerta.

LA «LIMPIEZA NOCTURNA» QUE ESTÁS SABOTEANDO

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Mientras duermes, tu cerebro pone en marcha un fascinante mecanismo de autolimpieza conocido como sistema glinfático. El Dr. Adrián Montes lo explica de forma sencilla: es como un equipo de limpieza que elimina los desechos metabólicos acumulados durante el día. Sin embargo, este sistema de depuración cerebral se activa principalmente durante las fases de sueño profundo, precisamente las que pueden verse afectadas por los campos electromagnéticos cercanos.

Si esta «limpieza» no se realiza correctamente, las toxinas permanecen en el cerebro. Entre estos residuos se encuentra la proteína beta-amiloide, cuya acumulación está directamente relacionada con el desarrollo de enfermedades como el alzhéimer. El neurólogo advierte que, al interferir con el sueño, la acumulación de estas proteínas neurotóxicas se acelera con el tiempo, convirtiéndose en un factor de riesgo para una enfermedad neurodegenerativa en el futuro.

UN DAÑO SILENCIOSO QUE SE ACUMULA AÑOS

La exposición crónica a estos factores no muestra efectos inmediatos, pero su impacto en la futura demencia es una preocupación creciente. Fuente: Freepik
La exposición crónica a estos factores no muestra efectos inmediatos, pero su impacto en la futura demencia es una preocupación creciente. Fuente: Freepik

El problema, como subraya repetidamente el Dr. Adrián Montes, es que este daño no es inmediato. No notarás nada de un día para otro, ni siquiera en un año. Es un desgaste lento, una gota malaya que cae sobre nuestra salud neuronal cada noche. Lo que hoy parece una advertencia exagerada, podría ser la causa oculta de problemas cognitivos dentro de veinte o treinta años, un daño acumulativo que se gesta en silencio mientras cargamos el móvil.

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Somos la primera generación que ha dormido durante décadas con esta tecnología pegada a la cabeza. El Dr. Montes nos recuerda que las consecuencias a largo plazo de esta exposición masiva aún se están investigando, pero los indicios son preocupantes. Por ello, la prevención es fundamental, ya que estamos participando en un experimento a gran escala sin ser conscientes de los posibles riesgos para nuestra salud cerebral y la futura aparición de la demencia.

RECUPERA TU SANTUARIO DEL SUEÑO: GESTOS QUE CAMBIAN TODO

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La buena noticia es que la solución es increíblemente simple y no requiere renunciar a la tecnología. La clave, según el Dr. Adrián Montes, es la distancia. Alejar el móvil de la cama es el primer paso, pero no basta con ponerlo al otro lado de la habitación. Lo ideal, afirma, es dejar todos los dispositivos electrónicos cargando fuera del dormitorio, creando un espacio electromagnéticamente limpio para garantizar que el cerebro pueda hacer su trabajo sin interferencias.

No solo el móvil es el culpable; el router wifi es otro emisor constante de ondas. Apagarlo por la noche es un gesto que apenas cuesta esfuerzo y que contribuye a crear ese «apagón electrónico» tan necesario. Se trata de recuperar el dormitorio como lo que siempre debió ser: un santuario dedicado exclusivamente al descanso. Cuidar la higiene del sueño es una de las inversiones más rentables para nuestra salud y para un futuro libre de demencia.

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